TRIBUNA

Al compañero Tardà

"Cuando quieres ganar impregnándote de lo que quieres combatir a veces te puedes perder a ti mismo en la hegemonía del otro, más que construir una propia"

Joan Tardà, Rufián y Junqueras celebran el resultado, anoche, en el Born de Barcelona.

Joan Tardà, Rufián y Junqueras celebran el resultado, anoche, en el Born de Barcelona.

XAVIER DOMÈNECH

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Amigo Tardà, veo que dejas a un lado por un momento los debates que tenemos en minutos libres entre pleno y pleno del Congreso, cuando salimos por la puerta de atrás para comentar la jugada, y tomas la pluma para inaugurar el género epistolar entre nosotros. Intentaré yo también seguir nuestro diálogo por aquí. Yo soy de algunas generaciones posteriores a la tuya, de experiencias y vivencias diferentes en los movimientos sociales de finales de los 80 y durante los 90, aunque mi tradición no se encuentra alejada de la que tú expresas.

Yo crecí en una Catalunya plenamente convergente; de hecho, no plenamente porque Catalunya por suerte siempre ha sido mucho más diversa que sus poderes. De cuando Convergència un día apoyaba al PSOE, al PSOE en la agonía del poder felipista, y otro día lo hacía al PP, al PP de la plenitud del gobierno Aznar. Apoyos diferentes, pero siempre en una misma dirección: la de la desregulación del mercado laboral y la implementación del modelo neoliberal que nos han traído a la Gran Recesión.

Sí, cierto, se podrá decir también que esta recesión es mundial, pero en pocos lugares ha llegado a tener la agudeza que ha tenido aquí debido a políticas que nos han sido demasiado propias y que siguen en unos presupuestos que consolidan los 2.300 millones de recortes desde el 2010. Lo más curioso del discurso convergente durante todo este periodo es que propiciaba el neoliberalismo más salvaje con un discurso fuertemente moralizador hacia la sociedad catalana que ahora, con la cascada de casos de corrupción que lo afectan, se ve del todo injustificado cuando no cínico.

Pero todo esto me preocupa poco, no es un discurso anticonvergente el que toca, a la postre Convergència es lo que es, no sea caso que la que acabe contestando estas cartas sea Marta Pascal, tanto por lo que dices tú como por lo que digo yo (a veces, ciertamente, cuesta creer que seáis socios de gobierno). Tú fuiste efectivamente, y eres, uno de los dirigentes más brillantes de aquella ERC que empezó una nueva singladura con Carod.

De hecho, yo mismo supe apreciar la frescura de aquel discurso de la Catalunya mestiza o del espacio social catalán, como un intento de acabar con un 'noucentisme' anticuado y moralista del nacionalismo catalán dominando hasta entonces. Aun así esta continuidad que tú estableces entre aquella experiencia, que dio lugar también a los tripartitos, y la actual, no sé si es demasiado compartida en el discurso dominante de Junts pel Sí y aquí es donde me surge la duda que algunas veces ya te he expresado.

BASCULANDO HACIA EL ESPACIO CONVERGENTE

ERC efectivamente ha crecido, y mucho, y se prefigura cómo uno de los grandes partidos dominantes de Catalunya, pero lo ha hecho basculando hacia el espacio convergente. Un proceso donde transformas, tanto como eres transformado. Y esto pasa cuando ERC se declara 'true liberal' y quiere aparecer como un partido de 'seny' mientras se va de copas con Xavier Sala Martín para hablar de la DUI. Cuando quieres ganar impregnándote de lo que quieres combatir a veces te puedes perder a ti mismo en la hegemonía del otro, más que construir una propia.

Ahora, hay una cosa en la cual te doy toda la razón, esto no liga nada con los tiempos que estamos viviendo. Catalunya, desde varias corrientes subterráneas, está viviendo un momento claramente preconstituyente que tenemos que convertir en constituyente. El Estado autonómico como tal está absolutamente agotado en términos de legitimidad social y política, como lo están también la continuidad de ciertas políticas de un pasado que no quiere pasar cogiéndose a lo que sea.

Hay el peligro que un movimiento magmático y diverso de transformación política se convierta en frustración, y aquí también te he expresado mis temores, y hará falta de toda la inteligencia colectiva para que se transforme en nuevas realidades republicanas y de justicia social constituyentes. No tengo ninguna duda que lograremos el referéndum, como tampoco tengo ninguna duda, que en aquello que expresas tú y aquello que intento expresar yo, y aquello que expresan y anhelan miles y miles de catalanes y catalanas, nos encontraremos. Seguimos, como siempre, hablando, amigo Joan.