tú y yo somos tres
Mònica, Joel, el 'procés' y el 'botifler'
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
Esta semana, en la teleserie El crac (TV-3) han construido un sketch, una historieta, que merece comentarse. Resulta que la carrera artística de Joel Joan no va todo lo bien que se esperaba. No le llegan grandes contratos. Y para remediarlo y potenciar su figura en ámbitos más internacionales le aconsejan que mitigue su fervor independentista, y que en sus apariciones públicas mantenga una equidistancia. O sea, que impulse una imagen más ecléctica, en plan puta i ramoneta, sobre el procés y la causa.
¡Ahh! Joel, que es una criatura pragmática y sabe que la clave de la supervivencia es adaptarse sobre la marcha, se va enseguida a Catalunya Ràdio para que Mònica Terribas (la auténtica Mònica Terribas) le haga una entrevista. El encuentro ha sido para mojar pan. Mònica, que creía que Joel era un independentista colosal, se fue quedando estupefacta cuando vió su tibieza soberanista.
Joel, en su estrategia para cambiar públicamente de imagen, le decía sobre el independentismo: «Hay demasiada prisa hacia no sé qué objetivo. Hay unos cuantos hiperventilados que se cr een que esto se hace en cuatro días. Las prisas no son buenas, Mònica. Hay que pensar en los problemas reales de la gente. Por ejemplo, ¡en las becas comedor!». Y Mònica flipaba y exclamaba: «Ya tenemos un titular: ¡Joel Joan ya no es independentista!». Y el pobre Joel se reconcomía haciendo equilibrismos desternillantes.
Nos hemos reído mucho en casa. Este argumento de enfrentar las becas comedor con el independentismo ha sido un golpe de guion muy hábil. Joel ha quedado de un patetismo notable, que es de lo que se trataba. Hombre, dado que estamos en una serie de ficción, a Joel podían haberle escrito un texto más contundente.
En lugar de esgrimir las becas comedor podía haber agumentado: «¡El independentismo liderado por corruptos es un independentismo corrupto!». Es un argumento que pongo como ejemplo, absolutamente inventado porque, como todo el mundo sabe, la nostrada corrupción política aquí no existe ni ha existido, faltaría más; pero al tratarse de una despendolada comedia, era una posibilidad argumental. No ha sido el caso, claro.
Pero el gran mensaje de este capítulo de El crac ha llegado después, cuando Joel advierte que tras su entrevista con Mònica resulta que, además de provocar rechazo, ahora le consideran un botifler. ¡Ahhh! Pobre Joel. Pero qué gran trabajo de TV-3 y Catalunya Ràdio, combinadas.
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