ELECCIONES AL RECTORADO DE LA UB

El inaplazable relevo generacional

La universidad necesita una nueva generación que entienda el sentimiento de los compañeros que conviven con la precariedad y la inseguridad sobre su futuro

Universitat central de barcelona

Universitat central de barcelona / periodico

DAVID VALLESPÍN

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La tasa de reposición del personal docente investigador, así como los límites de gasto en cuanto al capítulo I de los presupuestos de las universidades públicas, han conllevado la falta de relevo generacional y el correlativo envejecimiento de las plantillas de nuestros centros públicos de educación superior.

Ante el estancamiento de los procesos de reclutamiento, selección y promoción del personal docente e investigador, así como el incremento sustancial de su grado de interinidad y precariedad, la universidad pública debe afrontar, con urgencia, su inaplazable relevo generacional. No hacerlo, cuando la media de edad de su personal permanente acerca a la franja de los 60 años, implica una involución irreversible en cuanto a la calidad del cumplimiento de sus misiones: docencia, investigación y transferencia de conocimiento y tecnología.

En esta línea, parece razonable seguir el camino marcado por el Parlament que ha aprobado, con fecha 20 de octubre de 2016, una moción por la que se insta al Govern a presentar un plan, en el plazo de cuatro meses, para estabilizar el personal de las universidades a través de procesos de reposición y promoción que permitan dejar atrás la precariedad laboral y que posibiliten, de una vez por todas, facilitar unas mejores condiciones laborales a las y sus trabajadores. Camino este, sin embargo, que no podemos permitir que se convierta, de nuevo, en un brindis al sol, ya que las acciones que incorpora vienen condicionadas a las disponibilidades presupuestarias asociadas al grado de progresión de los ingresos fiscales.

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JUSTO Y RAZONABLE

Para evitarlo, es necesario que todas y todos los implicados mantengamos viva la defensa de lo que es justo y razonable. Un buen punto de partida es el contenido de la declaración de los / las rectores /as y presidentes / as de los Consejos Sociales de la Associació Catalana d’ Universitats Públicas (ACUP), que si bien habría sido mejor que hubiera precedido en el tiempo a la moción presentada ante el Parlament, lo cierto es que sí tiene el acierto de reconocer tres grandes necesidades: la de poner en marcha un plan de choque ambicioso de 10 años entre la Generalitat y las universidades para poder renovar las plantillas de profesorado y para dar respuesta a las expectativas de promoción del personal docente e investigador acreditado para posiciones de mayor nivel académico; la de reducir progresivamente las posiciones de interinidad y precariedad, y la de defender el obligado respeto de la autonomía universitaria en cuanto a la política de personal en un contexto de estabilidad presupuestaria.

Idénticas necesidades, a las ya expuestas en relación al profesorado, son también propias del personal de administración y servicios de las universidades públicas. Si tenemos en cuenta que en los últimos años no ha existido ningún tipo de tasa de reposición en cuanto a este personal, resulta lógico y fácil concluir que las universidades precisan de una dotación económica que les permita, por un lado, disfrutar de una plantilla de personal de administración y servicios adecuada a sus misiones y objetivos y, por otro lado, combinar acciones dirigidas a la estabilización del personal temporal ya la promoción.

Tampoco debemos olvidar la necesidad de dotar a las universidades de un personal de administración y servicios más especializado en ciertos ámbitos y funciones (vg, innovación, internacionalización), si realmente queremos que estas puedan cumplir con eficacia, con sus objetivos estratégicos y corregir determinadas carencias formativas ya detectadas y que, de rebote, afectan, en negativo, tanto en su carrera profesional, como en el servicio, con implicaciones en relación a su apoyo al personal docente e investigador ya su atención a las y a los estudiantes.

SIN 'MOCHILAS' DEL PASADO

Señalar, por último, que la lucha por la consecución de estos objetivos, que requiere fuerza, convicción, debate, consenso, y alusión y firmeza, parece razonable pensar que también pasa por un notable relevo generacional al frente de los órganos de gobierno de las universidades públicas.

Una nueva generación es la que mejor puede entender el sentimiento de las compañeras y compañeros que, hoy en día, conviven con la precariedad y la inseguridad sobre su futuro. Esto es así porque esta nueva generación no silo ha vivido cosas parecidas (vg, becas predoctorales, plazas de asociado, habilitaciones y / o acreditaciones), sino que también está en condiciones de negociar sin las ‘mochilas’ del pasado y puede tener más fácil tejer una nueva confianza recíproca con las y los representantes sindicales tanto del personal docente e investigador, como del personal de administración y servicios. Y, por supuesto, tiene toda la autoridad moral para reclamar, con firmeza, una mejor financiación pública, suficiente y estable de la Universidad de Barcelona. Una financiación que, en ningún caso, la penalice en cuanto a su peso proporcional, como así ha ocurrido en los últimos años, dentro del sistema universitario catalán.