La terapia barbuda del nuevo Messi
¿Detrás de un barbudo se esconde un hombre en crisis? Discutible en estos tiempos 'hipsters' y de 'boom' barbero
Iosu de la Torre
Coordinador de Pódcast.
Periodista. Vasco de Barcelona. En EL PERIÓDICO desde 1986. Coordinador de Pódcast. Universidad de Navarra y Universitat Autònoma de Barcelona.
IOSU DE LA TORRE
La declaración es tan valiosa como sus maravillosos goles. «<strong>Me teñí para empezar de cero</strong>. Venía de muchos líos y me dije: 'Hay que romper y empezar otra vez'». Brutal confesión: Leo Messi, rubio platino y barba roja desde mediado el verano. Quién iba a decir que el gran futbolista de escasas palabras sería capaz de condensar en 20 palabras, 20, la sentencia que borró el culebrón, el de la torpe campaña #todossomosmessi, el del llanto con voz rota de tango tras la renuncia a la selección argentina, el del miedo a que dejase atrás Barcelona para refugiarse en París porque aquí no se le había protegido como se merecía tras ser cazado por el Ministerio de Hacienda.
El psicoanalista de guardia, porteño lamedor de palabras, dirá que la máscara pilosa hizo de escudo, que el barbarroja del Barça se blindó para disponer de tiempo para la meditación en busca de respuestas mientras afuera la tormenta lo azotaba todo. El samurái se descubrió en la tarjeta del FIFA 2017 y se gustó. Rubio platino, barba zanahoria, 94 puntos en el 'ranking' por encima de todos, 'reseteado' para romper y empezar de nuevo. Crisis resuelta. Regresó al fútbol, al del mejor Barça. Llegaron los goles, los regalos a sus compañeros y a la grada. Como el hijo pródigo, devolvió el abrazo a la plañidera patria.
TIEMPOS 'HIPSTERS'
¿Detrás de un barbudo se esconde un hombre en crisis? Discutible en estos tiempos 'hipsters' y de 'boom' barbero. Si así fuese, la calle estaría desbordada de existencialistas atrincherados en el atributo valleinclanesco. La barba es el consuelo de los que se sienten feos. La careta de los vergonzosos. La firma glamurosa de los modernos de mierda. La tarjeta de los más elegantes. La seña que delata a vagos y desaliñados.
Hay barbas estacionales que parecen reflexivas (la de Felipe VI), barbas nunca puestas a remojar que disimulan heridas (Mariano Rajoy), barbas de fugitivo (Rodrigo Rato), barbas dibujadas pelo a pelo, al estilo 'novio de Barbie Superstar' (Gabriel Rufián), barbas postizas de carnaval o atraco a las tres y barbas muy femeninas (Conchita Wurst).
La de Fidel Castro hoy apenas se lleva. Le vendría bien la terapia colorista del nuevo Messi.
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