Mirar de frente al suicidio

La estadística es reveladora como pocas veces: las muertes por suicidio duplican en España desde el 2013 las de accidentes de tráfico. Y es evidente que esta autoagresión se ve rodeada de un silencio social nada comparable al que tienen las campañas de seguridad vial. Así lo advierten los psiquiatras de hospitales catalanes que se ocupan de programas de prevención. Piden un cambio social profundo que permita hablar de las circunstancias del suicidio, en lugar de silenciarlo o de culpabilizar, incluso, a las personas del entorno del afectado por no haber sabido evitarlo. España, en su opinión, está muy lejos de Gran Bretaña, Canadá o los países escandinavos a la hora de afrontarlo de forma mucho más abierta.

Para revertir este grave problema de salud pública hay que dejar de estigmatizar el acto de quitarse la vida, algo que también ocurre en menor medida con la depresión -la principal vía que lleva al suicidio- o el propio cáncer, aunque en este caso sí se ha avanzado. Los medios de comunicación contribuimos a esa omisión cuando, por ejemplo, se da relieve a una muerte por atropello accidental de un tren, y no si es por un acto voluntario. Estamos, por lo tanto, ante un problema complejo cuya prevención empieza por advertir las primeras señales y ponerse cuanto antes en manos de especialistas. Combatir el suicidio pasa además por hablar de la muerte de forma natural -algo que nuestra sociedad ve casi como un tabú- con estas víctimas de un gran abatimiento vital.