Acabemos con la pobreza infantil

Hay datos importantes que saltan a las portadas con facilidad, datos con los que medimos nuestro desempeño como país. Es el caso, por ejemplo, de la tasa de desempleo. Pero hay otros datos importantes que tienen más difícil acceso a las portadas, y que prácticamente nunca tenemos en cuenta cuando nos evaluamos como país. En España, en el último año, el número de niños y niñas que sobreviven en situación de pobreza severa creció un 16,7%, alcanzando ya la cifra de 1.388.474 niños y niñas.

Niños como Claudia, que vive sola con su madre y que con 11 años no puede mantener tres comidas completas al día porque a su casa no llegan suficientes recursos económicos. Su madre a menudo tiene que recurrir a alimentos caducados, y en invierno su casa es un témpano porque no pueden pagar la calefacción. Claudia se queda dormida en clase por la mañana, y ha bajado mucho en su rendimiento escolar.

La pobreza infantil no es algo natural e inevitable. Es posible reducirla drásticamente, y tenemos evidencias de que otros países de nuestro entorno lo han logrado. Es cuestión de voluntad política, de prioridades de gobierno, de acierto en las decisiones.

Acabar con la pobreza infantil debe ser una prioridad para el próximo Gobierno. Y la forma más eficaz de lograrlo está sobradamente demostrada: aumentando la protección social sobre la infancia y la familia. En esta campaña electoral, el presupuesto dedicado a las pensiones se ha puesto como ejemplo de la importancia que el bienestar de la ciudadanía tiene en las políticas públicas. Se ha llegado a comparar con el presupuesto destinado a esta misma partida por otros países con un PIB mucho mayor que el nuestro, con el fin de ejemplificar la calidad de la protección social en España.

Pero si lo que comparamos es lo que España dedica a la protección social de la infancia, salimos muy mal parados. Nuestro país solo invierte el 1,3% del PIB en protección social a la familia e infancia. Lejos de la media europea del 2,4%, y muy lejos de la inversión de países como Dinamarca (3,7%).

Alguien más cínico podría interpretar que lo que diferencia a los ocho millones de niños y niñas que hay en España de los ocho millones de pensionistas, es que unos votan y otros no.

La forma efectiva y más generalizada que tienen los países europeos para luchar contra la pobreza infantil es la prestación social por hijo a cargo.

En España, actualmente la prestación por hijo a cargo es de menos de 25 euros por niño al mes, y solo tienen derecho a cobrarla familias cuyos ingresos anuales están varios miles de euros por debajo del umbral de la pobreza. Es una ayuda tan exigua que no logra sacar a casi ningún niño de la pobreza.

Desde Save the Children pedimos a los candidatos que apuesten decididamente por la lucha contra la pobreza infantil, dando un paso adelante hacia un sistema de protección social a la infancia mucho más eficaz. Y hemos hecho los números: la ampliación de la prestación por hijo a cargo a 100 euros al mes a todas las familias que viven por debajo del umbral de la pobreza costaría al Estado 4.304 millones de euros. Con apenas el equivalente al 0,41% del PIB, sacaríamos a 614.153 niños y niñas de la pobreza severa, y otros 638.770 dejarían la pobreza relativa.

Podemos acabar con la pobreza infantil. Está en nuestra mano hacerlo. La ampliación de la prestación social por hijo a cargo es una de las decisiones más inteligentes, más urgentes y más justas que nuestros candidatos pueden tomar. El compromiso no es solo con la infancia de hoy, si no con un país mejor a medio y largo plazo.