Editorial

Asesinato en la campaña del 'Brexit'

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Nunca, bajo ninguna circunstancia, debería haber ocurrido, pero la violencia ha entrado en la campaña británica sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. La diputada laborista Jo Cox, de 41 años, que participaba en los actos políticos para que el país siga siendo miembro de la UE, murió ayer a resultas de las graves heridas de bala y de arma blanca recibidas en un incidente que sigue siendo confuso. Lo ocurrido en la localidad de Birstall, en el norte de Inglaterra, ya ha modificado la campaña para el referéndum que debe celebrarse el jueves 23. Todos los partidos, como no podía ser menos, suspendieron ayer los actos destinados a convencer a los aún indecisos en la trascendental consulta.

La campaña había registrado, antes de este crimen, un progresivo aumento de la violencia verbal. Pasadas las primeras horas de dolor y de consternación tras lo ocurrido en Birstall, habrá que responder la pregunta que se hacen no solo los ciudadanos británicos, sino los de toda Europa: cómo y por qué una joven diputada laborista ha muerto en plena campaña. Sin embargo, a falta de que se conozcan más detalles sobre el móvil -si es que existe- del asesinato, el atentado pone a la clase política frente al espejo de la perversa utilización de una consulta no solo innecesaria sino generadora de una gran polarización en la sociedad británica. El primer ministro, David Cameron, es responsable de convocarla con la sola finalidad de mantenerse en el poder sin contar con las consecuencias que la salida de las instituciones europeas puede tener para su país y para Europa. El líder laborista, Jeremy Corbyn, de defender tibiamente, tarde y mal, la permanencia del Reino Unido en la UE. Y los abanderados del 'Brexit' Nigel Farage y Boris Johnson, de un ejercicio de manipulación espúrea, el primero con mentiras y el segundo con el objetivo de llegar a Downing Street a costa del referéndum.

Después de la utilización de la consulta con esos fines impropios, ahora sería inadmisible que el asesinato de Jo Cox fuera usado con fines electorales. La sociedad británica ha demostrado en muchos momentos clave de su historia que sabe mantener la serenidad, y ahora será de nuevo así. Pero es innegable que las emociones juegan un papel importante cuando se acude a las urnas. Veremos cómo será en este caso.