¿Un próximo premio Nobel de la Paz musulmán?

Erika Torregrossa con el líder pakistaní Ansar Burney

Erika Torregrossa con el líder pakistaní Ansar Burney / periodico

ERIKA TORREGROSSA

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El pasado martes 17 de noviembre tuvimos el honor de reunirnos con el líder pakistaní Ansar Burney fiel defensor mundial de los derechos humanos y civiles. Sin duda, un perfecto candidato a premio Nobel de la Paz. No fue una reunión más, fue una charla entre personas que piensan que algo en el mundo está muy mal y que el orden de las cosas deben ser modificadas rápidamente por el bien de todos. Pobreza,  desnutrición, mortalidad infantil son flagelos mundiales que están en su mayor apogeo; situación que se incrementa cuando los derechos humanos en grandes partes del mundo no son respetados, es decir, cuando estos derechos ni siquiera están garantizados por algunos gobiernos en detrimento de la condición humana.

Ansar nos comentó que en países del Golfo Arabia Saudí utilizan a niños esclavos como jinetes en las cruentas carreras de camellos. Estos niños esclavizados provienen de países como BangladeshIndiaPakistán, Sri Lanka o Sudán, y permanecen recluidos en lo que se denominan “cárceles privadas” localizadas a mitad del desierto. Son alimentados bajo dietas muy livianas para que no engorden, esto es debido a que el peso corporal debe ser bajo para que los camellos compitan veloces en las carreras. Frente a esta situación de emergencia decimos basta de impunidad, basta de mirar al costado, necesitamos una sociedad más cooperativa y comprometida que dé el ejemplo ante este tipo de vicisitudes y se implique en revertir o dar a conocer este tipo de problemas mundiales.

No pude evitar pensar y relacionarlo con la constante lucha por los derechos de los niños que lleva a cabo desde hace años el grandísimo jurista y buen amigo, Carlos Villagrasa y recordar que un día como hoy, 20 de noviembre, marca la fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño Documento en 1989.

Con Ansar compartimos el amor por nuestra carrera profesional que es la abogacía. Juntos creemos en la Constitución Nacional como piedra angular de toda civilización para garantizar el bienestar ciudadano. Nos comprometimos a llevar a cabo políticas sociales que refuercen los derechos de las personas para que haya menor desigualdad social. Él se mostró orgulloso de que una mujer se presente a tan importante cargo, ya que cree que el rol femenino en la política es muy importante para fomentar y garantizar la consolidación de los derechos humanos dentro de las sociedades.

Finalmente me deseó toda la suerte del mundo y bromeando aseguró que se iba a cambiar de nacionalidad para poder votarme, ya que estaba convencido del rol positivo de la mujer en la política como motor renovador donde un cambio era necesario.

Este tipo de actos son los que posibilitan pensar que una sociedad puede ser más justa y equilibrada si los ciudadanos pregonamos, respetamos y defendemos los derechos humanos para evitar la desigualdad y hacer cada día nuestra vida más democrática.