Editorial
La autonomía de Unió Democràtica
Para ser creíble, la apuesta de UDC necesita mantenerse hasta el final y asumir, si es preciso, la ruptura con CDC
Como la mayoría de los partidos catalanes, Unió Democràtica de Catalunya (UDC) se ha visto sometida a una convulsión interna a causa del proceso soberanista. Dirigida desde hace décadas por una personalidad política tan fuerte y tan hábil como Josep Antoni Duran Lleida, que siempre ha expresado su oposición a la independencia, en el histórico partido democristiano se han ido configurando dos alas con visiones opuestas sobre el camino hacia una hipotética ruptura entre Catalunya y el conjunto de España que conviven con una tercera opción intermedia entre las dos. En Unió militan quienes apuestan por una reforma constitucional para lograr la máxima soberanía para Catalunya, quienes aprobarían la independencia para formar después una confederación y permanecer por tanto en España y quienes optarían directamente por la independencia.
Las tres posiciones se manifestaron en un reciente consejo nacional del partido, que no cerró ni mucho menos el debate, cuya resolución ha sido trasladada a una consulta interna prevista para el 14 de junio. Ante esa cita, la dirección del partido, representada por su secretario general, Ramon Espadaler, está elaborando un documento que se fija como principal objetivo el mantenimiento de la cohesión de Unió y su autonomía política frente a su socio, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), y frente al resto de partidos catalanes. La opción parece la más apropiada si UDC quiere mantener su ideario y no ser engullida por el oleaje del procés, aunque también tiene sus riesgos, el principal el de que los descontentos con el documento dejen el partido. La apuesta de Unió, para ser creíble, necesita que se mantenga hasta el final, es decir, hasta asumir si es preciso una ruptura con CDC.
Una ruptura que, pese a los pronósticos reiterados, no es inevitable, aunque haya quienes en los dos partidos la desearían. No parece que sea la opción preferida por Mas ni, de momento, por el propio Duran Lleida. En este aspecto, las elecciones municipales del 24 de mayo tendrán una gran influencia en el futuro de Unió y tanto los pactos o las divergencias entre los dos partidos como el resultado condicionarán la consulta del 14 de junio. Una incógnita de ese futuro es el papel de Duran y la plataforma Construïm impulsada por el líder democristiano.
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