Aprecio y respeto mutuos

ARTUR MAS

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Nos ha dejado José Manuel Lara Bosch, editor y empresario (Barcelona, 1946-2015). Es un tránsito que me afecta especialmente porque nos conocíamos desde hace 25 o 30 años. Teníamos muy buena relación personal, por encima de las discrepancias políticas, que también teníamos. Pero incluso en momentos intensos como los que vivimos, en los que es público y notorio que no vemos igual el proyecto de futuro para nuestro país, el aprecio y el respeto eran mutuos; y el afecto, intenso. Me sabe muy mal que José Manuel nos haya dejado tan antes de tiempo: quiero hacer públicas mis condolencias a su mujer, Consuelo García Píriz, y a sus hijos, Ángela, José, Marta y Pablo. También a sus amigos, y a los trabajadores del que fue una parte fundamental de su vida: el Grupo Planeta.

De hecho fueron los hijos, los suyos y los nuestros, los que nos llevaron a conocernos, cuando coincidimos en el consejo escolar de Aula cuando él era su presidente. El fundador de aquel centro del que soy antiguo alumno, Pere Ribera, facilitó que coincidiésemos. Desde aquel momento, nuestra relación fue intensa y franca. Como era él. José Manuel Lara Bosch era una persona con una gran inteligencia natural. Muy culto, le gustaba muchísimo leer, se podía haber con él de cualquier tema y habíamos compartido muy buenos momentos en los diferentes ámbitos en los que íbamos coincidiendo.

Su gran pasión, después de leer, era hacer que los demás leyesen, sobre todo los libros que él editaba. Bajo su dirección, Planeta se ha convertido en el primer grupo editorial en lengua catalana y castellana, y en un grupo de comunicación muy relevante. La compañía tiene una proyección inmensa en los países de América Latina y en otros como Francia. Otorga los premios más relevantes en catalán y en castellano, como el Ramon Llull, el Planeta y el Nadal. Y también está haciendo un gran esfuerzo en el campo de la formación. Que una empresa con sede en Catalunya y en Barcelona haya alcanzado esta posición es un orgullo para las instituiciones catalanes. Su actividad cultural y empresarial, y su compromiso cívico con múchísimas iniciativas, desde el Cercle d'Economia hasta el Instituto de la Empresa Familiar, pasando por el RCD Espanyol, motivaron que el Govern de Catalunya le concediese la Creu de Sant Jordi en el 2007.

Le vi por última vez el pasado 5 de enero. Compartimos una reunión privada de trabajo en el Palau de la Generalitat, que aprovechamos para charlar un buen rato. Ma alegro mucho de haberlo podido hacer, como me alegro mucho de haberle conocido y haber mantenido la relación que mantuvimos, y de sus éxitos, que en buena medida han sido éxitos para todo el país. QEPD.