Código Penal, como agua entre los dedos

ERIKA TORREGROSSA ACUÑA

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Con el Proyecto de Reforma del Código Penal del PP, constato que los principios fundamentales del sistema penal que había estudiado en la facultad de derecho y que ahora enseño a mis alumnos de criminología, se escapan como agua entre los dedos

Principios esenciales como el principio de intervención mínima, la seguridad y el respeto a las libertades constitucionales, se nos escapan entre los dedos del Gobierno conservador del Partido Popular y ante de la impotencia social, pero con la legitimidad democrática que le otorga la mayoría absoluta y que lo faculta para hacer y deshacer desde sus convicciones morales de "crimen y castigo".

¿Y el principio esencial de proporcionalidad? Con la prisión permanente revisable (léase cadena perpetua que en Derecho no significa "para siempre"), tras finalizar el cumplimiento de 25 o 35 años de prisión (y en teoría haber zanjado la deuda con la sociedad) Los jueces examinarán si debe mantenerse la prisión cada dos años para verificar si el pronóstico es favorable a la reinserción social. ¿Bajo qué criterios? Los puedo intuir.

En España no ha habido nunca cadena perpetua en los tiempos modernos. Lo que sí hubo, durante el franquismo, fueron penas muy largas, de hasta 40 años. "Eran tan brutales que eran imposibles de cumplir", me explicó una vez el catedrático de Derecho Penal, Joan Queralt. Vamos para atrás.

Lo revisten de avance en la lucha contra la corrupción y la financiación ilegal de los partidos. Suena bien, sólo que conllevará penas de cárcel exclusivamente si el miembro del partido recibe una donación superior a 500.000 euros . Para que nos hagamos una idea, Según los "papeles" de Bárcenas, nunca pagó más de esa cantidad en sus famosos sobres a dirigentes del Partido Popular.

Y ya en la ejecución (mi asignatura es la "ejecución penal") el mandato constitucional de favorecer la resocializacion y rehabilitación y permitir la reinserción social de los condenados se ve seriamente en entredicho pues difícilmente se puede hablar de reinserción sin un horizonte de integración en la sociedad.

No hay ningún país se Europa que tenga una pena tan gravosa, pues lo consideran lesivo para el penado y para la sociedad. Yo también lo creo.

Como dijo Angelino Garzón, vicepresidente de la República de Colombia "En vez de construir más cárceles construyamos más escuelas y colegios".

Y así es, lo que invirtamos hoy en educación, no lo invertiremos mañana en cárceles.