Al contrataque
Solo ante el peligro
Joan Barril
Ha dirigido el semanario 'El Món' y ha ejercido de columnista en diarios como 'El País' y 'La Vanguardia'. Actualmente presenta 'El Cafè de la República en Catalunya Ràdio'. En televisión dirigió el programa 'L'illa del tresor' junto a Joan Ollé en el Canal 33.
JOAN BARRIL
En el lejano año de 1988, el Supremo decidió perdonar al alcalde de Jerez de la Frontera. El delito era una especie de desacato al haberse atrevido a decir que «la justicia es un cachondeo». Esa frase le hizo famoso. Tanto es así que el susodicho y lenguaraz Pedro Pacheco mantuvo su vara 24 años e incluso fue eurodiputado. Eran tiempos en que los jueces parecían formar parte de una especie de milicia. Nunca se sabía si iban a obrar en equidad o de forma arbitraria. Pero las cosas han cambiado, tanto es así que hoy podemos intuir en el mundo de la judicatura una conjura para sacar los trapos sucios de la política. Los jueces hoy parecen más profesionales que sectarios. Sobre todo por lo que respecta a los de a pie, esos que nada tienen que ver con las puñetas raídas del llamado poder judicial.
Hoy está de moda que los políticos abominen de la mala praxis de sus colegas. Se dice que hay que acabar con la corrupción y la palabra más usada es 'regeneración'. Algo ha sucedido para que Pacheco se haya pasado al 'lado oscuro de la fuerza', porque ha sido condenado a más de cinco años por corrupción y malversación tras contratar como asesores a dos miembros de su partido. La justicia tiene memoria y consistencia.
En Catalunya hay una oficina que se dedica a atesorar memoria y a ayudar a la judicatura. En momentos como los actuales de recortes aparece la Oficina Antifrau para echar una mano a los juzgados. Este verano los voceros de aquellos que piden la regeneración de la política han venido insistiendo en que la oficina dirigida por Daniel Alfonso no había hecho nada. Mienten. Y lo saben.
Una oficina infatigable
La Oficina Antifrau ha demostrado una actividad que ya quisieran otros jueces. A instancias de Garzón, la empresa de Santa Coloma Grameparc ha sido objeto de las investigaciones de Alfonso. Millet ha sido recuperado para la mirada pública mientras los jueces se hacían los remolones. Las declaraciones de Victoria Álvarez, la exnovia de Pujol júnior, han sido llevadas con pelos y señales al juzgado de Ruz gracias a Antifrau. En cuatro años, esta oficina más propia de Eliot Ness ha logrado 725 investigaciones. Pese a los lamentos jeremíacos de los partidos, la tentación de reducirla a mera anécdota ha sido constante los últimos meses. Daniel Alfonso ha sido, sin duda, el Gary Cooper catalán que se ha sentido 'solo ante el peligro', como decía el título del filme de Zinemann.Necesitamos más Danieles Alfonsos y más Gary Coopers que puedan contribuir a una mejor y más imparcial acción contra la corrupción. En un momento en el que los recortes conllevan la reducción de los grupos de apoyo judiciales, bueno es que no haya nadie que no mire por el hecho de no querer ver. La justicia, con gente como la de la Oficina Antifrau, ya no es un cachondeo. Es la cabeza de puente de la honestidad.
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