Enterradlas

NÚRIA ORRIOLS

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La presión de los viejos “establishments”, en palabras de Oriol Junqueras, se materializa en la tercera vía de Duran y en las palabras  “diálogo” y “moderación” utilizadas en algunos medios de comunicación. Aunque el 'president' Mas ha respondido que el proceso soberanista no es “ningún extremismo”, sino que simplemente se pretende “votar”, es necesario, a mi juicio, dar forma y concretar el significado de la transición nacional. El referendo es el punto de salida de un camino hacia un nuevo estadio político que aún tiene que definirse. 

Hasta ahora, ha sido relativamente fácil conseguir un notable apoyo al derecho a decidir entre los partidos catalanes. ¿Quién puede estar en contra? Es un principio político basado en la democracia –ni una invención, ni una chorrada-, que puede ser una evolución del derecho a la autodeterminación -reservado a las colonias- y una profundización de la soberanía popular para definir las fronteras de los Estados.

La política se lía

El acuerdo alrededor de la capacidad de Catalunya de ejercer este derecho es mayoritario en el Parlament. La siguiente consideración pues, es definir lo que queremos decidir. El partido que ganó las elecciones, CiU, lleva “Estado propio” en el programa electoral. El segundo partido, “Estado independiente”. Las sucesivas expresiones de la sociedad civil hacen evidente la pregunta esperada por la población: manifestación por “un nuevo Estado de Europa” en 2012, y “Via Catalana per la Independència” en 2013. Más claro el agua. La política se lía. 

Panorama actual. Opción de ERC: pregunta clara, respuesta binaria. Por la CUP: independencia política y sin hacer referencia a la UE. ICV-EUiA: romper el 'statu quo'. PSC: Estado federal. Programa electoral de CiU: Estado propio. Según Duran: tercera vía. La pregunta debe ser acordada entre estos actores –dado que componen la comisión del Derecho a Decidir-, cinco partidos, seis propuestas. La negociación será dura, pero los partidos deberían ser capaces de no dar la razón a Aznar, “antes se romperá Catalunya que España”, y ser fieles a sus promesas. Esto también incluye al PSC, de luna de miel con el PSOE después de la conferencia política, y UDC que no se presentó a las elecciones defendiendo la tercera vía.

ORTEGA Y LA CUP

Después de la petición de Mas a los 'consellers' de no especular sobre la pregunta y dedicarse a comentar la gestión de sus departamentos, la vicepresidenta Joana Ortega, hizo caso omiso del 'president' y situó la consulta más allá del octubre de 2014. “Cuestiones logísticas”. El dato no es irrelevante, sabiendo que el referendo escocés será en septiembre y el Consell Assessor per la Transició Nacional ha avisado que la previsible victoria del “no” podía condicionar el proceso catalán. ERC ha alertado, y con razón, que las cuestiones técnicas se deben adaptar a los acuerdos políticos.

Si Ortega pasó de la advertencia de Mas, la CUP tampoco aceptó el “ara no toca” de la federación. La izquierda independentista, nada acostumbrada a las ambigüedades de la política catalana, presentó en sede parlamentaria una moción que instaba a la comisión del derecho a decidir, a aprobar una pregunta “inequívoca” que incluyese la “independencia política” en su articulado. ERC votó a favor. Jugada a CDC, por la derecha y por la izquierda. 

La nueva política, la de los lenguajes claros, debe superar el discurso del “sí pero no” tradicional. Los de la prisa deben concienciarse de que la paciencia será oro en este proceso, que será difícil y largo; pero los partidos que piloten la nave de la transición nacional deben hacer los pasos necesarios para que la sociedad civil, movilizada, confíe en su determinación por cumplir el mandato electoral del 25-N. Enterrad “la puta y la Ramoneta”, de verdad, todos.