Muniesa y el silencio de Tito

Muniesa posa en la piscina del Hotel Rigat de la playa de Fenals, en Lloret.

Muniesa posa en la piscina del Hotel Rigat de la playa de Fenals, en Lloret.

ALBERT LLIMÓS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las principales virtudes de un líder es dar la cara en los momentos complicados. Especialmente, en las situaciones comprometidas para las personas que forman parte del colectivo. Se trata de dar la cara, de humanizar tu figura de capataz, tener un gesto de afecto --sincero y sentido... o totalmente impostado--, unas simples palabras de consuelo. Esto también es liderazgo y saber gestionar el grupo.

Tito Vilanova ha demostrado durante este último año que su figura es esencial e imprescindible para que el vestuario del Barça funcione. Con él, todo el engranaje funcionaba con máxima precisión. Sin él, el equipo se diluyó, algunos jugadores ensuciaron su imagen modélica y no rindieron al cien por cien. La temporada terminó con el regusto dulce de la Liga y el sabor amargo de la derrota ante el Bayern. Cuando el Camp Nou cerró las puertas, era tiempo para tomar decisiones, llegaba el momento en que se tiene que decir a un futbolista si seguirá en el Barça o se tiene que buscar la vida lejos del estadio. Vilanova no tuvo miedo en decidir. Lo hizo con Abidal y lo hizo con Marc Muniesa.

El central de Lloret ha dejado el club de su vida después de unos últimos meses en los que veía que se acababa su contrato y nadie del club le decía nada de su futuro. El catalán se marcha al Stoke City y se va sin reproches. Ama demasiado al Barça para lanzar palabras crueles del club que lo acogió hace una década. Sin embargo, en una entrevista el central reconocía que el entrenador del Barça no había hablado con él durante los últimos meses. Sinceramente, Muniesa no se lo merece. Ni la incertidumbre sobre su futuro, ni el silencio de su jefe. El catalán siempre ha sido un chico ejemplar, comenzó la temporada con Tito hasta que una grave lesión le apartó de la primera plantilla, estuvo en el banquillo de la Final de la Champions de Roma... Muniesa no se lo merecía.

Ser líder de un grupo no es únicamente decidir, hay que saber gestionar las emociones. Con Muniesa no costaba nada una simple llamada telefónica. Las formas son importantes. Bastaba con cuatro palabras, ni que fueran impostadas. Cuatro palabras para dar las gracias a más de diez años modélicos en can Barça.

Post publicado en el portal de opinión 50x7