Gente corriente

Koichi Sugihara: «Más que de 'pa amb tomàquet', yo soy de cocido»

Enfermo de 'barcelonitis'. Este artista nipón se liberó aquí del corsé de su cultura y se quitó hasta los calcetines.

«Más que de 'pa amb tomàquet', yo soy de cocido»_MEDIA_3

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GEMMA TRAMULLAS

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Hace 25 años empaquetó los mil discos de jazz que tenía en su apartamento de Nagoya (Japón) y se mudó al barrio barcelonés de Sant Just. Al principio vendió la mitad de su colección de vinilos y se mantenía vendiendo grabados y pinturas. Hoy sobrevive haciendo anuncios, el último de ellos con Arrigo Sacchi, exseleccionador de fútbol italiano.

-Una de sus obras se titula Pa amb tomàquet. ¿Es lo que mejor representa a la cultura catalana?

-¿Conoce ese cuadro?

-Está en Google.

-¡Ah! Es parte de una serie inspirada enAlmuerzo sobre la hierba, de Manet. En cuanto a los símbolos de Catalu-

nya… Yo me siento más barcelonés que catalán, es más cosmopolita. Más que depa amb tomàquet, yo soy de estofado y de cocido.

-¿Cuándo enfermó de barcelonitis?

-Llegué el año en que la ciudad fue elegida para celebrar los Juegos Olímpicos y aquella euforia se me contagió. ¡Pasqual Maragall es mi alcalde favorito!

-¿El motivo de su visita?

-Yo soy artista, pinto y hacía grabados. Tenía obras en bienales de arte en todo el mundo, incluso gané un premio en Nueva York, pero no fui a recogerlo. Nunca había salido de Japón ni cogido un avión. Pero en 1985 gané el premio Mini Print Internacional de Cadaqués y mis amigos me convencieron de que debía ir. Llegué en julio del 86

-El verano del gran incendio.

-Me habían organizado una exposición individual en Cadaqués y, a causa del incendio, el día de la inauguración se apagó la luz y la gente hizo la visita con velas en la mano. Allí conocí a Joan Josep Tharrats, Moscardó, Arranz Bravo… Dalí estaba ingresado en el hospital y todo el mundo cotilleaba sobre los amantes que tenía su mujer, Gala.

-¿Recuerda su primera impresión de Catalunya?

-El calor y el olor penetrante a resina de pino. Nunca había sentido aquel olor tan fuerte como en el Park

Güell y en la Costa Brava. No sé cómo explicarlo... Conocía aquel olor porque de pequeño tocaba el violín y frotaba el arco con una resina que olía igual, pero menos.

-Usted no había salido nunca de Japón. ¿Qué le atrapó de aquí?

-El clima, la naturaleza, el mar, las chicas... En Japón siempre me daba miedo alejarme de la orilla, en cambio aquí voy a la playa de Sant Sebastià y nado hasta los espigones, donde cojo mejillones que después me como. Aquí no hace demasiado frío en invierno ni demasiado calor en verano, así que me ahorro la estufa y el ventilador. ¡Hace años que no llevo calcetines!

-Sin haber salido nunca de Japón, ¿no le costó adaptarse?

-El idioma era difícil. Había aprendido un poco escuchando el programa en español de la NHK (la radiotelevisión pública japonesa) pero tenía una portera que era de Cádiz y jamás entendí lo que me decía.

-No sería el único.

-Otra cosa que me costaba era ir al mercado y tener que pedir la fruta y la verdura. Yo iba y la cogía directamente y me caía cada bronca... Tampoco me acostumbraba a pedir tanda y, claro, nunca me tocaba. Y otra cosa: aquí es costumbre poner la tele a tope y pensé que si montabajam sessionsde guitarra en casa no le molestaría a nadie. Pero siempre me mandaban a laurbana.

-¿Hay algo que no le guste?

-Sí, una cosa: que las tiendas no puedan abrir los domingos. Dicen que es para proteger al pequeño comercio, pero ¿y el consumidor qué? En Japón abren los domingos porque ganan más dinero y siempre pueden cerrar el lunes o el martes. Para mí es la infuencia del catolicismo: los domingos se va a misa y a comer a casa de mamá, por eso pueden abrir las floristerías y las pastelerías. ¿Y por qué no los demás?

-¿Por qué los japoneses parecen tan pacíficos por fuera y en cambio tienen un historial tan guerrero?

-Yo no me siento cómodo con tanta admiración hacia la cultura japonesa. El japonés no es superior al chino ni al coreano; al contrario, intentó invadirles y perdió. Creo que somos una cultura frustrada, en el sentido de que es demasiado estricta. Siempre hay que ir cuidando las palabras para no herir a otra persona y para respetar a los mayores y a los que están en un puesto más alto que el tuyo. Yo aquí me siento más libre.

-Libre de la cabeza a los pies. Por eso va sin calcetines.

-Eso es porque no hace frío y así me libro de lavarlos. Solo me obligan a ponérmelos en los rodajes.