La situación económica española

Exabrupto

La mayoría de los profetas del apocalipsis solo buscan protagonismo, pero otros quieren sacar provecho

Exabrupto_MEDIA_2

Exabrupto_MEDIA_2

JOSÉ ANTONIO BUENO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Me cuesta escribir sin gritar. Estamos viviendo una continua ceremonia del disparate donde se hace sufrir innecesariamente a mucha gente. Cualquier profeta del apocalipsis sea catedrático, político, nobel de Economía o criador de chinchillas lanza su mensaje y con un poco de suerte se convierte entrending topic.Ya que el fin del mundo maya nos queda lejos (21 de diciembre, toda una eternidad), está de moda predecir el fin del euro incluidoscorralitosycorralones. Las cosas están mal, es cierto y no tiene sentido negarlo. Entre todos hemos logrado poner al sistema financiero español, el Estado autonómico y la credibilidad general del país a la altura del betún. Pero de eso a la penuria y miseria colectiva aún queda muchísimo trecho que no vamos a recorrer salvo que hayamos perdido definitivamente el juicio.

NUESTRO PRIMER problema es de competitividad y empleo. Nuestra economía real no tira y eso es lo que hay que arreglar, con iniciativa privada, con estímulos, como sea, pero hay que crear empleo y riqueza. No podemos arrojar la toalla y hay que intentarlo, trabajando quien puede, emprendiendo quien se atreve e invirtiendo quien quiere. Todo lo demás es importante pero secundario. De la cantidad de frases excesivas y, en general, con poco fundamento de estos días hay una que comparto al cien por cien, la realidad es mejor que la percepción. Nos empeñamos, todos, en flagelarnos hasta la saciedad y quien nos ve desde fuera se queda y amplifica lo anecdótico pues siempre es más sencillo destruir que construir. Atacar a España no solo es gratis sino que también es rentable.

Estamos hipnotizados por un indicador, la prima de riesgo, que mueven unos pocos y que sirve sobre todo para ganar dinero en el corto plazo sin crear nada. En el mercadeo de la renta fija la mesa de la ruleta está inclinada y quien sabe de esto sigue ganando dinero a costa de asustar a una sociedad entera. No es nada personal, solo dinero. Es hora de prohibir operar desde paraísos fiscales, loshedge fundslo suelen hacer, e imponer tasas contra la especulación. También es hora de prohibir las posiciones en corto en bolsa porque hoy hacen mucho más daño que bien como, en general, todos los derivados que no persiguen acotar el riesgo sino incrementarlo.

Pero esto no es nada en comparación con dos palabras que lamentablemente han dejado de ser tabú, elcorralitoy la salida del euro. Además de negar una y mil veces que puedan ocurrir es sano plantearse el impacto real de estos dos hipotéticos desastres para nuestra vida cotidiana. Cuando el dinero sale de manera masiva de un país, los estados se defienden restringiendo la libre circulación de capitales mediante impuestos o incluso la prohibición expresa que se complementa con limitaciones a las disposiciones de efectivo. Pero conviene racionalizar este escenario altamente improbable. ¿Cuántas operaciones hace un particular con el extranjero? ¿Sería un grandísimo problema incrementar el número de transacciones electrónicas (transferencias, tarjetas…) usando menos efectivo?

Respecto a nuestra hipotética salida del euro, también muy remota, hay que recordar que en 1993 sufrimos tres devaluaciones en nueve meses y no pasó nada, lo mismo que en devaluaciones previas. Si volvemos a la pesetilla o a un euro del sur despertaremos del sueño de riqueza que tenemos al salir al extranjero pero para el común de los mortales que trabajamos, gastamos, invertimos y nos endeudamos en España no pasaría nada irreparable, más allá de un incremento del precio del petróleo y de bienes importados. Carece de sentido práctico tratar de sacar los ahorrillos fuera de España. Además, aparecerán timadores aprovechando el pánico, se invertirá en activos con riesgo o simplemente estos ahorros serán cosidos a comisiones. Más allá de estos problemas hemos de tener conciencia de que una actitud así es de listillos que juegan a ganar dinero de manera oportunista. Debemos acostumbrarnos a afear la conducta de quien no paga impuestos o se jacta de sacar su dinero de España pues unos y otros meten más presión a una olla que anda bastante apretada.

SI LAS POCO probables mayores penas del infierno son asumibles, el resto lo es mucho más. El casi irresponsable afán de ser auditados desde fuera llevará a un tercer real decreto que volverá a «sanear» los balances de los bancos, es decir, a dejarles aún más débiles mermando su capacidad de prestar dinero. Y si aguantan habrá otros hasta que se pida ayuda al exterior para recapitalizarlos. Demonizada la banca, llegarán sabios de Bruselas que nos dirán que no tiene sentido tener 17 defensores del pueblo o 17 televisiones públicas. Tocaremos fondo y saldremos, heridos, humillados y colonizados porque ya que Europa nos «rescatará» se quedará, por ejemplo, con algún banco a precio de saldo.

Seamos sensatos, pongamos realismo a nuestra vida y, sobre todo, cállense los profetas del apocalipsis, la mayoría con simple afán de protagonismo pero unos pocos para sacar provecho económico del pánico colectivo. Socio de Europraxis.