Comedia y tragedia

Es cierto: los acreedores hambrientos de la deuda griega tendrían que pagar antes por todo lo que Grecia les ha ofrecido gratuitamente, como el lenguaje o la cultura. Ahora que se habla de vender islas griegas para hacer frente al derrumbe del Estado, no sería una mala idea establecer un balance justo entre lo que deben cobrar los bancos alemanes y franceses y el caudal inmenso de referentes de todo tipo sobre el cual se fundamenta nuestra civilización. La comedia, por ejemplo.

Lisístrata, heroína deAristófanes y cuyo nombre significa literalmentela que disuelve los ejércitos, consigue que las mujeres de Atenas renuncien al placer sexual en beneficio de la paz. La escena en que un militar espartano con el miembro erecto pide clemencia para hacer frente a la circunstancia corporal que le tortura es una delicia. Hartos de tener que sufrir la abstinencia, los combatientes, deslumbrados por una mujer que se llama Reconciliación (y que les excita más que la bronca bélica), acaban firmando la paz. EnLas asambleístas, las mujeres consiguen el poder ateniense e implantan una utopía de prosperidad y justicia. En este caso,Aristófanesse adelantó 25 siglos al siglo en que las mujeres tendrán, por fin, la oportunidad de enderezar este follón colosal. En el primer ejemplo, el deLisístrata, se basóLeymah Gboweepara luchar por el fin de la guerra de Liberia. Ahora, es premio Nobel de la Paz.