LOS INCIDENTES DE LA CIUTADELLA

Editorial: En defensa de la democracia

El movimiento del 15-M debe terminar con las agresiones y decidir su futuro

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A losciudadanos, se llamen a sí mismosindignados o no, les asiste el derecho a mostrar su opinión también en público, y amanifestarse. Pero se sitúanal otro lado de la legalidad cuando impiden ejercer sus derechos a los demás; máxime si, como está pasando hoy enCatalunya, se trata de evitar por la fuerza que elParlament democrático se reúna para cumplir con su obligación o se boicotea la tarea de los medios de comunicación. Para mayor paradoja, los acontecimientos de laCiutadella se producen justo cuando se cumplen 34 años de las elecciones del 15-J de 1977, las primeras democráticas tras casi 40 años de dictadura.

Elasedio a la Cámara catalana es intolerable. Sin más. Esa actitud no se corresponde con el lemaDemocracia Real Ya ni con el fondo de lo que han defendido durante este último mes los protagonistas de un movimiento de protesta que hasta ahora había suscitado amplias simpatías entre los ciudadanos. El sistema democrático es mejorable, desde la ley electoral a cualquier otro aspecto, pero es intocable, y lo que han hecho los concentrados en torno a laCiutadella, que no solo han tratado de cerrar el acceso, sino que han agredido a varios diputados, no es intentar mejorar el sistema, sino atacarlo. Con esta actitud dan pábulo a quienes creen que el movimiento se les ha ido de las manos y ha caído en las de los provocadores, los antisistema que aprovechan cualquier circunstancia, como un acontecimiento deportivo, para incitar a las algaradas.

Con su actitud de hoy también dan alas a quienes, desde el otro extremo, están reclamando la intervención policial, incluso sin tener en cuenta el fiasco de la operación limpieza de losMossos del pasado día 27 en laplaza de Catalunya. Y no lo tienen en cuenta porque son defensores del cuanto peor mejor. Por eso no dudan en vincular los insultos al alcalde de Madrid y a su familia al movimiento contestatario. Si esa filosofía del deterioro de la situación política española es compartida por quienes están dirigiendo en estos momentos las protestas, ya pueden olvidarse de la solidaridad de la ciudadanía.

EL PERIÓDICO DE CATALUNYA comparte la base del malestar de la gente joven, sobre la que se cierne la incertidumbre de un futuro marcado por el desempleo y las dificultades para disponer de una vivienda, como también denunciamos la tolerancia con la corrupción que tan a menudo nos escandaliza, pero no se puede tratar a todos los políticos como si fueran ladrones y, por extensión, a quienes los han elegido como necios. Elmovimiento del 15-M debe terminar con las agresiones y decidir su futuro. O lo canaliza bien o caerá en manos de los provocadores que solo les conducirán a la frustración.