Dos miradas
Quitarse las legañas
Poco importa siMontserrat Turaes la heroína que lucha en solitario para evitar que la ciudad de Barcelona caiga en manos del infiel o si es el precipitado caballo de Troya de la dirección de un partido que ni quiso apoyar a su alcalde cuando lo necesitaba ni planteó un debate abierto, sereno y sincero en busca de una alternativa. En cualquier caso, la iniciativa deTura de presentar batalla y la valentía deJordi Hereu para encararla ha tenido la facultad de obrar, al menos en un pequeño colectivo, el milagro de la movilización.
Estos días, las sedes del PSC y los centros cívicos que acogen a los aspirantes hierven con efervescencia. Habría que posar la mirada en tiempos pretéritos para reencontrar jornadas de participación como estas. Momentos de debate, de interrogantes, de reproches y de aplausos, de apoyos incondicionales, de dudas con remordimientos e, incluso, de angustia para algunos.Hereubromeaba el martes con los militantes socialistas de Sarrià y les animaba a que se libraran del estrés y disfrutaran del proceso.
El sábado, centenares de personas acudirán a las urnas con la convicción de que su voto es determinante, tanto para el PSC como para la ciudad. Su compromiso es una lección para los dirigentes de los partidos que creen que el entusiasmo puede cocinarse en los despachos. En esos fogones solo se cuece el letargo y, peor aún, el hastío.
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