Dos miradas

Una monada de país

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Me río de lafinezzaitaliana, de la capacidad de convertir la política en un asunto de estilistas civilizados, una esgrima de gestos. Me río porque está francamente de baja y porque, hoy por hoy, no es comparable con la actualidad catalana. Unconsellerse va y regala un ramo de rosas (rojas, por supuesto) a su sucesora en el cargo. Ella lo recibe con alegría e incluso lo huele. Elconsellertambién le regala un libro, que no es un libro elegido al azar, sino un auténtico guiño malévolo y juguetón. Habla de los exiliados republicanos, pero lo que importa es el título, a pesar de que la nuevaconsellerapodría hacer una lectura todavía más juguetona y malévola si prescindiera del no:La Navidad que (no) volvimos a casa. Hay unos cuantos cargos del nuevo Gobierno que viven el cambio con este sentimiento. Ahora que están de moda las metáforas marítimas, no es que CiU vuelva de la travesía del desierto, sino que parece que haya fletado un barco nuevo de trinca para atracar en un puerto del cual conoce todos los amarres.

Otraexconselleraregala una plata de galletas típicas de su pueblo en el acto de relevo y, en el extremo más elevado de la versallesca función de estos días, el antiguoconseller de Cultura hace entrega de un lápiz de memoria al nuevoconseller, el cual, en su momento, ya entregó el mismo lápiz a quien ahora se lo devuelve. No me digan que esto no es una monada de país.