Galgos dopados

La operación Galgo, contra una red de dopaje en el deporte español, sorprende tanto por la variedad de los implicados como por la presencia entre ellos de una atleta de primerísimo nivel, como la fondista Marta Domínguez. Cuesta creer que una deportista de tan larga y fecunda trayectoria haya arriesgado su prestigio de forma tan temeraria participando en la distribución de sustancias dopantes, lo que lleva aparejada la sospecha de que quizá sus propios éxitos estén falseados. Si bien es cierto que los numerosos controles que la atleta palentina ha pasado han sido siempre negativos, no parece inocente la cercanía que ha mantenido con el médico Eufemiano Fuentes, símbolo del dopaje en España y pieza clave del caso Puerto, el otro gran escándalo de adulteración bioquímica de la competición deportiva, descubierto en el 2006 y aún pendiente de juicio.

Hay que mantener la obligada presunción de inocencia para Domínguez y el resto de implicados, pero también esperar de la justicia -y, sobre todo, de las autoridades deportivas- la máxima firmeza. El deporte español ha conseguido en los últimos años éxitos brillantísimos, que, sin duda, en su inmensa mayoría no ofrecen mácula. Pero la sombra de la duda se cernirá sobre los deportistas en su conjunto si entre los ciudadanos persiste el convencimiento de que quien quiere burlar la ley antidopaje lo puede hacer. Por eso es muy importante que 60 atletas de élite hayan firmado un manifiesto en el que reclaman contundencia contra sus compañeros que no juegan limpio. Caiga quien caiga, es la única solución.