Hospital de campaña

Leo que el programa Punto pelota, de Intereconomía, tuvo la noche del lunes, en Catalu-nya, un share de un 15,4% de media. Esta tertulia televisiva es un festival de despropósitos, palabrería y gritos. Los que participan en el espacio son capaces de analizar el mundo del fútbol con tanta intencionalidad microscópica que consiguen, la mayoría de las veces, pervertir la realidad de tal manera que hacen que la mentira sea vista, a medida que la van repitiendo, como una verdad absoluta. Esto ya lo teorizaron los nazis. Es un programa que tiene la misión de desprestigiar y minimizar los triunfos del Barça y enaltecer los alaridos blancos hasta convertirlos en discurso. Los contertulios se sientan en unos banquillos, y eso les obliga a estar siempre en tensión, y tienen una pelota (una para cada uno) sobre la que colocan un pie. O los dos. Normalmente, este programa tiene una audiencia en Catalunya de un 1%, es decir, una miseria. Pero hay gente que lo ve. Los que lo hacen confiesan que es por un masoquismo innato, muy barcelonista.

Pues bien, la noche del 5 a 0 hubo 170.000 catalanes que se apuntaron a verlo. Esto significa un aumento de un 1.500%, una cifra colosal. Una vez hecha la herida, la gente tiene ganas de comprobar que escuece y que llega hasta el hueso. Ejercer de espectadores de ese hospital de campaña fue la alegría suprema de quien ha pasado muy a menudo por el ambulatorio como paciente.