Dos miradas

El propóleo de Mas

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Comienza la carrera hasta el día 28 con unos efectos colaterales que pueden adquirir una importancia no contemplada en los análisis de los equipos de campaña. Hablo de la afonía. Las últimas noticias dicen queArtur Mas tiene poca voz, una voz resquebrajada y débil («herrumbrosa», según él mismo) que anuncia grandes catástrofes mediáticas o, como mínimo, un quebradero de cabeza para los asesores del candidato.

Que un político esté afónico al final de la campaña no deja de ser una buena señal, un mensaje último que se envía al electorado para comunicar que el personaje se ha volcado con un entusiasmo tal en su tarea que incluso se ha dejado la voz, su tesoro más preciado. Quedarse afónico el día de reflexión es decir: «¿Lo veis? He llegado hasta el límite en el intento de conectar con el electorado. Ya no puedo más». Pero no tener voz el primer día, antes de todos los mítines, de los debates, de los cara a cara, ¿seguro que no influirá en la percepción del votante?

El propioMasha confesado que sigue un tratamiento, a mitad de camino de la ciencia y la sabiduría popular, para no perder el hilo (de voz) en esta histórica campaña: «Tomo propóleo y pastillas de miel». No sé qué aprenderemos estos días, pero al menos yo ya sé que el misterioso propóleo es una sustancia resinosa que las abejas recogen de las yemas de ciertos árboles. Por el bien del país, espero que tenga efectos benéficos.