La irrupción de un instrumento singular

El sexo político de la vuvuzela

La trompeta símbolo del Mundial es tan estridente como exitoso su uso metafórico en la vida pública

El sexo político de la vuvuzela_MEDIA_2

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ALFONSO S. Palomares

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Hace pocas semanas ignorábamos la existencia de la vuvuzela, ya que tal palabra no aparecía en ningún diccionario de las lenguas de Oriente y Occidente. Solo la lengua zulú la había acogido en su seno con desgana cuando aparecieron esas desmesuradas trompetas, hace poco más de una veintena de años, en los estadios de fútbol de Suráfrica. La mayoría de los filólogos sostienen que vuvuzela viene de la palabravuvu, que en zulú significa hacer ruido. ¡Y vaya si lo hace! Sin embargo, con el paso de los partidos se ha ido convirtiendo en la auténtica vedete del Mundial. Leyendo las crónicas de los enviados especiales de los distintos países y civilizaciones vemos que la vuvuzela ha entrado por la puerta grande de la retórica y sospechamos que le aguarda un futuro glorioso a la vista del juego político, social y económico que puede dar según los muchos indicios que ya tenemos.

Sabemos que, cuando se sopla despacio, el sonido de la vuvuzela es igual al de los enjambres de abejas, pero que cuando se sopla con ímpetu –como para empujar al equipo propio hacia el gol– suena, dicen, como el barritar de una manada de elefantes en celo. Es difícil saberlo, porque según un pastor de elefantes de Kenia no es frecuente ver grandes manadas de elefantes en celo. Es cuestión de imaginación. Los nuevos filósofos franceses, que ya son todos viejos, se han empezado a preguntar si la vuvuzela es de derechas o de izquierdas. Hay respuestas de colores opuestos. La discusión promete ser larga, sugerente y apasionante. La vuvuzela dará mucho que hablar en la filosofía política.

Entre nosotros no hemos andado con divagaciones metafísicas.José Blancono se fue por los rodeos y dijo con la limpieza de la línea recta: «Rajoy es la vuvuzela de la crisis con su cansino y molestonoa todo». Con frecuencia, en política las frases huecas tienen efectos desconcertantes, y esta lo tuvo. Después de un primer momento de sorpresa, lospeperosencontraron en el Jabulani, el criticado balón del Mundial, la manera de devolver el gol a los socialistas. Y fue cuando dijeron: «El Gobierno es como el balón Jabulani, no sabe por dónde va a salir de la crisis». Uno a uno, con pobre juego de ingenios. Más bien, juego elemental, primario casi.

Pudiera parecer, después de esta primera escaramuza, que la vuvuzela es de derechas y Jabulani de izquierdas. Pero, si seguimos leyendo con cierta curiosidad, nos encontramos con que sobreLeire Pajínllueven los calificativos de vuvuzela y sobreMaría Dolores de Cospedal granizan. Nos faltan todavía miles de reflexiones para establecer si la vuvuzela es de izquierdas o de derechas. Puede haber sorpresas.

Una cosa es cierta: la vuvuzela es ya patrimonio universal y su presencia siembra desconciertos. Desconcertado se quedó el presidente uruguayo,Fernando Lugo,cuando estaba pronunciando su discurso sobre el estado de la nación ante el Congreso y fue interrumpido por el senadorAlfredoJaeggli,quien sacó una vuvuzela y comenzó a tocarla tan enfebrecido que el sonido que inundó el gran salón se parecía al de un ansioso elefante en celo. A la vista de las programaciones futuras con la vuvuzela de protagonista, al novedoso instrumento le esperan días gloriosos. El presidente de la asociación de afectados por el vertido de petróleo de la British Petroleum en el golfo de México ha convocado una manifestación contra la petrolera británica a la que los participantes debían acudir con vuvuzelas. La señoraCristina Kirchnerha tachado de vuvuzelas a sus opositores políticos que quieren disputarle las próximas elecciones. Daremos un buen salto hacia adelante en el conocimiento del sexo político de la vuvuzela el día en que tome posiciónBerlusconisobre el asunto, y no cabe duda de que terminará tomándola. Imagínense a un coro develinasrecibiéndole tocando la vuvuzela a la entrada de una de sus fiestas.

Ante el éxito tan desmesurado como estridente de la vuvuzela, una asociación cultural surafricana ha hecho un comunicado para poner las cosas y los ruidos en su sitio: «La vuvuzela no pertenece al repertorio cultural zulú, no tiene nada de ancestral, no hunde sus raíces en el alma de la música étnica, no viene del cuerpo del antílope». No sé si tiene o no orígenes conocidos, pero su presencia está siendo una verdadera inundación. Y como siempre, los chinos han sido los más listos. Otro símbolo de nuestro tiempo. Unos meses antes los chinos enviaron a Suráfrica ojeadores para posibles negocios en el Mundial y los vieron en las vuvuzelas. Allí se hacían de estaño y los chinos de la Jiying Plastic Product Corp., empresa situada en Zheijand, decidieron hacerlas de plástico y de 37 tipos diferentes para darles variedad. Las surafricanas costaban tres veces más que las chinas: las autóctonas, 60 rands; las foráneas, 20. El caso es que los chinos se hicieron con el 90% del mercado. Mientras nosotros hacemos frases y los franceses se preguntan si la vuvuzela es de derechas o de izquierdas, los chinos hacen negocios sin ideología. AMaolo tienen durmiendo apaciblemente su gloria en la plaza de Tiananmén.

Periodista.