La entrevista con Marc Márquez, Piloto más joven del Mundial de motociclismo

Marc Márquez: "Peso tan poco que llevo un mono con plomo"

Es ligero como una pluma, pero veloz como un lince. Este muchachito de 15 años recién cumplidos es, dicen, el líder de la generación que vi

Marc Márquez.

Marc Márquez.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: me han contado que cada lunes, después de las carreras, el patio del IES La Segarra se convierte en una sala de prensa donde usted da una conferencia contando su carrera.

--Bueno, no sé con quién ha hablado usted, pero eso, de ocurrir, sucedía al principio. La verdad es que ahora todo el mundo se ha acostumbrado ya a mi vida, que, por otra parte, lo único que tiene de especial es que, de vez en cuando, desaparezco para ir a los grandes premios. Estoy en 3° de ESO e intento perderme las clases justas, pues los estudios siguen siendo muy importantes para mí. Nunca se sabe hasta dónde puede uno llegar en esto de las motos.

--Pero no me negará que en el instituto es donde más fans tiene.

--Hombre, es normal, ¿no? Es ahí donde tengo a mis amigos y donde sienten curiosidad por saber, más que cómo me ha ido la carrera, có- mo es el mundo de las motos. No crean: a menudo me preguntan más por Pedrosa o por Rossi que por mí. Y yo, claro, trato de contarles lo que sé, que no es mucho porque ando bastante liado con lo mío.

--¿Lo suyo qué es?

--Lo mío es adaptarme a este lío en el que, gracias a Dios, me han metido Emilio Alzamora, mi mánager, y Alberto Puig, el jefe del equipo Repsol-KTM. Esto del Mundial no tiene nada que ver con el campeonato de España. Aquí hay un nivelazo que no veas y todo va mucho más rápido. Se me acumula el trabajo y me faltan horas. Hay que ir poco a poco para acabar corriendo más que nadie.

--Me han dicho que, además de horas, le faltan muchos kilos.

--Pues sí: me faltan un montón de kilos, unos siete u ocho kilos. En el último año he engordado nueve kilos, pero debería intentar engordar nueve kilos más. Lo intento, pero me resulta imposible. Y mira que mamá le mete horas al asunto --me prepara unos potingues que no veas--, pero no hay manera de engordar.

--¿Potingues especiales?

--Bueno, fundamentalmente me prepara cada día un zumo de frutas especial, de un litro y medio con dos naranjas, un limón, un plátano, una manzana y todo lo que encuentra en el mercado. Debo tomármelo por la tarde, a última hora. Cuanto más engorde, mejor, porque así me quitarán lastre del mono y de la moto y podré pilotarla más cómodamente.

--Además de ese fastuoso zumo ¿hace algo más para engordar?

--Me paso el día comiendo. Como hasta cinco veces al día: mañana, media mañana, mediodía, merienda y cena. Como mucha pasta y fécula, aunque me gusta comer de todo. Pero, aun así, me cuesta coger kilos.

--Usted lleva ya varios años corriendo, lo que significa que, cuando empezó, aún llevaba más lastre.

--Sí, sí, mucho más. Yo mido un metro y medio y, más o menos, debo de pesar unos 43 kilos. El peso mínimo entre piloto y moto es de 136 kilos, así que, el pasado año, me añadían, entre mono y moto, unos 20 kilos. Ahora, como he engordado algo, necesito unos 15. Soy tan ligero, peso tan poco, que visto un mono con plomo. O casi. A mí me da la sensación de que me ponen plomo. Dicen que no, que es un cuero más pesado, unas costuras especiales, ¡qué se yo! Lo cierto es que pesa un montón, es incomodísimo. Y el resto de lastre me lo distribuyen por la moto, lo que, a menudo, la hace inconducible, pues va por donde ella quiere. La verdad es que distribuir el peso por la moto es un tormento.

--Pues ya sabe lo que le toca: comer, engordar, crecer.

--En eso estoy, en eso estoy y, ya le digo, no es fácil, nada fácil.

--Ya veo que a usted le resulta más fácil pilotar que coger kilos.

--Llevo mucho tiempo, mucho, pilotando y, la verdad, sí, no se me da mal. Pero ahora estoy metido en un buen lío. Lo de ahora ya va en serio.

--¿Qué es lo que más le ha impresionado desde que pisa el Mundial?

--La agresividad que emplean todos los pilotos. Aquí todo el mundo corre mucho. Y no lo digo porque estas motos superen los 200 kilómetros por hora, pues todo esta preparado --desde el circuito hasta la seguridad, pasando por nosotros y las motos-- para alcanzar esas velocidades, sino que me refiero a lo mucho que se arriesga en las curvas, en los adelantamientos. Me tengo que acostumbrar a todo eso. O eso espero.

--¿Qué le dice su familia?

--Mis padres confían en mis posibilidades y se fían de Emilio Alzamora.

--Hombre, Alzamora le ha llevado hasta el Mundial. Malo no será...

--Por supuesto que no: confío ciegamente en él. No olvide que fue campeón del mundo de 125cc.

--¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado su mánager?

--Que trabaje sin presión y que salga a la pista a divertirme. Aquí, si no te diviertes, no ganas, no te salen los tiempos. Aquí hay que disfrutar para poder pelear por el podio.