museos al aire libre
La ruta de los graffitis de Barcelona | MAPA
Desde una acera puedes contemplar la mayor exposición de arte de nuestros días. Este es un tour por las persianas y muros más creativos de Barcelona. Talento callejero
Albert Fernández
El arte urbano tiene flow. No es solo argot, también funciona en sentido literal, porque esta disciplina callejera fluye constantemente, promoviendo el cambio. Las pintadas y graffitis dibujan un estado de variación constante. Nada de exposiciones permanentes: el mejor trazo de hoy puede desaparecer mañana, sepultado por otro espray. Y todo el mundo está en paz con eso. Barcelona siempre ha desbordado arte por cada rincón, pero ahora multiplica su expresividad creativa gracias a una radiación soberbia de talento urbano. Agita la mirada y sigue los haces coloridos.
Lo último
Murales mutantes
Los jardines de las Tres Chimeneas (Paral·lel, 49) se alzan sin duda como el gran epicentro del arte evanescente. Aquí encontramos una actividad nutrida y una intervención urbana permanente. Plantarse en este espacio diáfano al ritmo de la particular orquesta de espráis agitándose y el repiqueteo de skates contra el suelo implica ver de cerca cómo muta la ciudad. A resguardo de las altas chimeneas de aquella vieja central eléctrica contemplamos aplicados grafiteros arqueándose sobre sus muros, y nos deleitamos con obras tan alucinantes como ese soldado con medio cráneo a la vista, las ardientes mujeres escarlatas de Fumo Miles, el niño herido de guerra firmado por Tony Tuan Luong, o ese pequeño retrato de George Harrison que asoma reclamando paz y amor entre las infinitas taqueadas de la zona de rampas, donde las bicis hacen cabriolas.
Cerca del bullicio hiphopero de las Tres Chimeneas encontramos más explosiones de talento en la plaza de Raquel Meller. La pared que corona esta pestaña de cemento sobre Paral•lel se ha convertido en un proyecto mural con carácter rotativo bautizado como Arnau Gallery, justamente por estar ubicado en un espacio emblemático de Barcelona: el antiguo Teatro Arnau. Esta iniciativa está dirigida y producida por Difusor y Street Art Barcelona. La última vez que pasamos por allí de la pared brotaba un alucinado rostro de ojos saltones custodiado por dos corderos hechos de geometrías multicolor. Contigua a ese mural, en la esquina con Nou de la Rambla, tres elegantes personajes de ambiente queer retan a la heteronormatividad con mirada confiada y un lema: 'Saca tu pluma'. Es obra del revolucionario artista drag king Ken Pollet.
Trincheras gráficas
Muros reivindicativos
La antigua prisión Modelo (Entença, 155) se ha convertido en un espacio para la reivindicación contemporánea. Sus muros acogen un mural feminista que representa la diversidad de las mujeres y sus roles en la sociedad. Esta obra de las ilustradoras Lola Vendetta, María Pichel, Amaia Arrazola, Vicky Cuello, Carolina Monterrubio y Marina Capdevila se realizó en colaboración con la publicación colectiva y autogestionada Femiñetas. Defiende el lema Juntas, diversas y rebeldes, con la necesidad de visualizar el activismo feminista y las políticas con perspectiva de género aplicadas en la ciudad.
Desde febrero de 2022 asoman por 13 lugares de la ciudad unos murales que representan a personas que vivieron en la calle, obra del fotógrafo y artista paste-up Theo Vázquez. Las fachadas de la Filmoteca, Cotxeres de Sants, Sala Apolo y la Escola Massana son algunas de las localizaciones de esta intervención artística impulsada por Fundació Arrels.
Algunos solares, huertos urbanos y calles como Farigola demuestran el compromiso del barrio de Vallcarca. Consignas como Abajo los muros, Autodefensa feminista o Ni los cuerpos ni los barrios son territorios de conquista se mezclan con ilustraciones de caracoles, niños alumbrando los mundos de un libro abierto y figuras como el añorado Uri Caballero, músico de la mítica banda Els Surfing Sirles.
Mitos de espray
Leyendas en piedra
Descubrir mitos populares es uno de los mayores divertimentos al contemplar las paredes de la ciudad. A la altura del número 32 de la calle Creu Coberta puede avistarse un fenomenal retrato gigante de Rosalía, obra del grafitero Uriginal. Una Motomami aflora como obra de arte en el muro que quiera. En la esquina de Selva de Mar con Perú localizamos uno de los graffitis más populares de Barcelona: el fallecido cantante Pau Donés por JLG Arte.
Desde el año pasado, el Raval luce un fascinante mural homenaje al artista senegalés Makha Diop, referente de la comunidad africana en Barcelona (en la pared medianera de la Casa de la Misericòrdia, en la calle de Ramelleres). Es obra de Conse.
En una pared de la calle de Escorial, 271, cerca de Joanic, asomaba hasta hace nada un busto de Maradona pintado por Tvboy. Pues bien, el mismo artista ha decidido sepultar con su aerosol al Pelusa para dedicar el mismo espacio a la futbolista Alexia Putellas, ganadora del Balón de Oro a mejor futbolista del mundo en 2021.
Atender a puertas y persianas de locales puede deparar varias apariciones serigrafiadas. El artista Joel Arroyo se prodiga sin control por el barrio de Gràcia. Homenajea a la pintora Tamara de Lempicka en los soportales de un edificio de la calle de Encarnación, 72, y dedica un gran mural a la pintora mexicana Frida Kahlo en Ros de Olano. 32.
El Cluedo de personajes en persianas se multiplica exponencialmente: podemos ver a Amy Winehouse en la calle de Mozart, 26 y al mismísimo monstruo de Frankenstein en la persiana del Estudi Karloff (Martínez de la Rosa, 38).
Clásicos inmutables
Persistencia en el tiempo
Barcelona concede el beneficio de la posteridad a algunos artistas, cuyas obras aguantan los años sin ser sustituidas o mancilladas. Más allá de todo comentario lucen aún los archifamosos murales de Chillida y Keith Haring en la plaza dels Àngels, junto al Macba. Otra estampa a punto de considerarse clásica es el fabuloso mural de cómic que el historietista valenciano Daniel Torres pintó en 2011 sobre la fachada del número 89 de la calle de Fluvià, en lo que solía ser almacén de la editorial Norma Cómics. Todo un homenaje a la línea fina y la elegancia de la 'bande dessinée', el cómic franco-belga. Sorprendentemente, la lista de muros que han logrado esquivar las arremetidas de los años es larga aún.
Metabolismo grafitero
Expansión multicolor
El espray puede salpicar cualquier rincón. Un buen ejemplo es la rampa final de la calle de Lepanto. En apenas unos pasos podemos disfrutar de dos obras gloriosas: en el número 409, la artista francesa Miss Van adorna una casa con dos vistosos personajes de atuendos venecianos; en el número 424, la fachada posterior de un edificio desvela un colosal mural abstracto, obra del artista internacional SIXE. Se elaboró en el entorno del festival de arte urbano Open Walls Conference 2016, y está considerado el más grande de Barcelona.
El gran submundo de la ilusión gráfica es la Nau Bostik (Ferran Turné, 1-11), cuyo recinto desata un fabuloso muestrario de arte al aire libre. Visitar este espacio de creación joven de La Sagrera es un tránsito epatante. Todas sus fachadas están inundadas por expansivas muestras de arte urbano. La diversidad de formas y estilos es desbordante: aquí una cabeza de leopardo, allí manchas sinuosas mezclando tonos, al rato caricaturas histriónicas, después un inquietante personaje con pasamontañas firmado por Jofre Oliveras.
La epifanía artística a pie de calle está servida. Tanto da que cruces los Jardines de Sant Pau del Camp (Sant Pau, 99) sobrecogido por ese tremendo cosmonauta postrado ante un prisma resplandeciente firmado por el asombroso DEIH, o te encuentres con el enorme mural colectivo que da aires multiculturales a la plaza del Poble Romaní.
Poblenou es otro manantial gráfico en perpetuo movimiento. En el antiguo barrio industrial de Barcelona, la vanguardia del aerosol se multiplica por momentos. El arte urbano se abre paso sobre los tochos en enclaves como la confluencia de la calle de Espronceda con Marroc. Allí divisamos una gigantesca columna romana ennobleciendo una vieja fachada, y podemos ver a grupos de niños siendo instruidos en el arte de dibujar sobre el muro. Alcanzando el final de la calle de Pere IV nos saludan las coloridas formas geométricas que adornan la mayoría de bajos de esa acera, presidida por el centro de creación La Escocesa. En la esquina de Pere IV con Selva de Mar asistimos a un estallido policromático donde anida un rostro misterioso. Justo al lado, una muchacha en bañador camina entre líneas doradas y destellos psicodélicos. Encima, un señor fuma desde su balcón. Por un momento, lo observamos como si fuera otro dibujo.
En definitiva, el street art propone una transformación constante que invita al hallazgo continuo. Los impredecibles afloramientos gráficos en muros y persianas convierten a la capital catalana en una ciudad donde nada permanece y las marcas externas revelan un metabolismo interno en perpetuo movimiento. Una ciudad que está siempre a punto de ocurrir.
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