La caja de resonancia

Cuando los artistas hablan de política (y la lían)

Los posicionamientos son un campo de minas, porque los músicos nos parecen tipos majos solo cuando opinan lo mismo que nosotros, pero las preguntas políticas tienen sentido esencialmente cuando la ideología forma parte de su discurso artístico

Manolo García en el Sant Jordi

Manolo García en el Sant Jordi / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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¿Es pertinente que un músico opine de política? Bueno, todo el mundo es libre de decir lo que le plazca. Otra cosa es el capítulo relativo a las consecuencias. Nos cae bien el artista que se moja cuando sus ideas coinciden con las nuestras, y la polarización creciente tiende a desaconsejar ciertas expansiones. A Russian Red le cayó lo suyo cuando dijo sentirse más cerca de la derecha que de la izquierda. En la Catalunya más afín al ‘procés’ escocieron algunos pronunciamientos en boca de Sabina o Loquillo (que siguen pagándolo en las redes)

La política mueve emociones inflamadas e impulsos tribales, amor y odio, y por eso suelen ser apetitosos los titulares con sentencias de uno u otro signo, que bien pueden ser carne de ‘clickbait’ puro y duro, pero también responder a un criterio periodístico defendible. Hay que distinguir. Endosarle el micro a cualquiera para que suelte su opinión sobre el conflicto del momento puede ser una frivolidad, pero es distinto cuando hablamos de artistas cuya posición ideológica forma parte de su discurso artístico.

Ahí está Manolo García, cuya obra completa atiende a unos ideales respecto a la humanidad y a la convivencia, y que en ‘horas graves’ del ‘procés’ publicó un comunicado con una defensa del diálogo que huyó de los extremos y que tal vez no contentó plenamente a nadie. Con sus razones. Por eso me pareció bien preguntarle el otro día, en la entrevista de este diario, por su interpretación del 12-M. Debo decir que no me esperaba aquella defensa de la abstención, y con tal énfasis enojado. 

La entrevista no basculaba alrededor de un nuevo álbum, como es habitual. Pero las conversaciones con artistas no circunscritas a un nuevo disco cada vez me parecen más atractivas. El titular de la entrevista (‘De estas elecciones me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar’) no capturaba un comentario casual, ni un desliz del que luego él pudiera arrepentirse. Todo lo contrario. Manolo García me llamó unas horas después para ampliar la respuesta y asegurarse de que yo había entendido que su abstención no había sido por pasotismo, sino a conciencia, como “castigo” a los partidos. 

En realidad, esos titulares políticos de artistas están el peligro de extinción: cada vez van más con pies de plomo, aterrorizados porque una frase impacte en las redes y genere anticuerpos. Tiran cada vez más de frases huecas cuando se les saca de su perímetro promocional. Ese es el mundo que hemos creado. Así que gracias por la franqueza, Manolo.

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