Festín en Montjuïc

Nil Moliner, bailar y gozar antes de que el mundo se acabe, en el Palau Sant Jordi

El cantante de Sant Feliu de Llobregat sació a sus seguidores, que llenaron el local, con un espectáculo frondoso, rodeado de 15 instrumentistas y coristas, para presentar su tercer álbum, ‘Lugar paraíso’, y anunció que volverá al Sant Jordi en diciembre de 2025

Jordi Bianciotto

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Nil Moliner se refiere a sus conciertos como shows y es fácil ver en ellos aquelarres emocionales, ricos en tonadas fiesteras, acordes mayores y confeti. Buenrollismo gigante, el suyo, que muestra la otra cara de ese tristeza generacional tan comentada, tal vez como tratamiento de choque ante las angustias. Directos que buscan cerrar filas con el público, como el de este sábado en el Sant Jordi (entradas agotadas, 16.000).

Lo suyo es estilísticamente muy abierto y es la actitud (celebrativa y reconfortante) el hilo conductor de un repertorio que acude a fuentes de pegada contrastada en el mercado pop. Entre las canciones del reciente ‘Lugar paraíso’ hubo verbena épica (‘Dos primaveras’), exotismos con sintetizador a lo Stromae (‘Costa Rica’) y subidones dignos de Coldplay (‘Luces de ciudad’). Cruzándose con las guitarras rockeras de ‘Idiotas’ o el salseo tropical de ‘Me quedo’. Todo ello, a lo grande, con un cuarteto base, seis metales y cuatro coristas.

Podemos pensar que la propuesta de Moliner resulta simplista, también cuando toma la palabra (“el mundo está lleno de guerras, envidias y gente mala…, pero también hay gente buena”), pero supo crear un clima de bonhomía, disfrute y liberación que nos dice algo del momento que vivimos. Con su ‘set’ acústico (vivaz), su desenfrenado momento ‘brass band’ (y de ‘dj’ discotequero, bombeado por él mismo a la batería), sus golpes visuales (cantando ‘Vuela alto’ flotando allá en lo alto), sus ‘hits’ (‘Soldadito de hierro’, ‘Libertad’) y, en efecto, el confeti (y las llamaradas). Y un anuncio: “volveremos a vernos aquí en diciembre del año que viene”.

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