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Luisa Martín: "Cuando sueltas a un personaje siempre te queda algo bueno y positivo"

La actriz Luisa Martín.

La actriz Luisa Martín. / Jordi Poch

Anna R. Alòs

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En sus redes sociales se lee "Actriz Feliz". Cree en el trabajo aunque también en la suerte, y en estos momentos se encuentra de gira por España con la obra de teatro 'Salomé' junto a Belén Rueda. Interpreta a Herodías, madre de la protagonista, la mujer que la Historia expone como la mayor instigadora al asesinato. Su afición fuera de cámara es la pintura al óleo, hiperrealista y figurativa. Tiene un hijo de 21 años, Bruno. Está formalmente implicada en Anasbabi, Asociación en la lucha por las enfermedades raras.

-Es usted la pérfida de la historia de Salomé, así lo cuenta la Biblia.

 -La Historia fue escrita por hombres. Esta obra la firma una mujer, si la ve cambiará de opinión.

-Durante años se chupó usted el dedo ¿Hasta cuándo?

 -Hasta los 17 años, y cuando la gente lo criticaba mi madre les decía “mi hija se chupa el dedo cuando necesita consuelo”.

-¿Es una actriz feliz como se lee en su Instagram?

 -Sí, porque cuando eres actriz y no trabajas eres un bulto sospechoso, como decía el gran actor Cesáreo Estébanez, y yo solo con trabajar soy feliz. Además tengo mucha suerte con los personajes que me dan, con mis compañeros.

-¿Cómo consigue los papeles?

 -Un ejemplo, me enteré que para la serie 'Quién da la vez' buscaban una pescadera muy joven y muy macarra, y me fui al plató. Cuando el director se acercó dije “joer, dónde estará el puñetero director, que está buscando una pescadera y yo lo soy, de Getafe, y una puñetera actriz no va a saber en la vida manejar unas sardinas”.

-Y le dio el papel, claro.

 -Cuando al otro día fui al casting y dijeron que yo era la pescadera, el director dijo “no, no, ya tengo mi pescadera”. No me reconoció.

-En 'Servir y proteger', la serie, interpretaba a una policía, Claudia Miralles. ¿Lo consiguió pegando tiros?

 -Ahí no, y me sentí muy honrada porque con cincuenta y tantos me dieron el papel protagonista. Y me dieron un premio, La Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco, que significa que no tienes sueldo.

-¿Se metió a fondo como con la pescadera?

 -Me fui a la Policía, hice una inmersión, aprendí y miré, me dio una cierta autoridad. Hubiera detenido a más de uno en aquella época, al trullo directo.

-¿Conoció mucho de las interioridades policiales?

 -La Policía Nacional vive con bastante precariedad, los sueldos son bajos, buscan que se equiparen a los de los Mossos de Esquadra o a la Ertzaintza. A veces solo los vemos como los que dan palos. Para ingresar en la nacional hay que estudiar una carrera, la mayoría estudian Derecho o Psicología.

-Cuando se va a casa, ¿suelta al personaje?

 -Sí, pero siempre te queda algo muy bueno y positivo. De aquella pescadera aprendí a limpiar y a cortar pescado. Valoras a la gente que trabaja en lo que desconoces, las pescaderas tienen sabañones en las manos del frío.

-El personaje de la Juani en la serie 'Médico de Familia' la lanzó a la fama. ¿Lo obtuvo limpiando el plató?

 -Ese sí. Daniel Ecija y Emilio Aragón, los artífices, estaban reunidos. Ya los conocía y les pregunté si tenían un papel para mí. Me dijeron que no, que buscaban a una andaluza muy joven. Salí, le pedí sus cosas a la chica de la limpieza, me puse la bata, agarré el trapo del polvo y volví a entrar en el despacho a limpiar con acento andaluz.

-Cuando tiene usted delante un público en pie, aplaudiendo estrepitosamente, ¿qué pasa por dentro?

-Básicamente me acuerdo de mi padre, de mi madre y de mi abuela, de lo felices que estarían viéndome. A los cuatro años ya mi padre decía que iba para actriz. Me llamaban Luisa Sala.

-Luisa Sala, con la que precisamente usted trabajó años después.

-Eso es, y alucinó cuando se lo conté. Las admiraba a ella y a Ana María Vidal, las veía en Estudio 1, el espacio de teatro de daban en televisión, en blanco y negro y en directo.

-¿Estaría bien recuperar ese espacio?

-Lo intentaron pero no hubo suerte. Ahora quizás se podría, pero habría que darle una vuelta a los planos, eran muy largos entonces.

-¿Qué papel ha soñado siempre interpretar? 

 -Quería ser Bernarda de 'La casa de Bernarda Alba', pero luego pensé que si me daban lo que quería me quedaba sin expectativas.

-¿Su ámbito preferido?

 -Me gusta todo, pero el cine es lo máximo, aunque con un director espantoso o un mal guion, fatal. Me gusta Scorsesse porque busca la verdad a toda costa. Tim Burton busca la locura, Spielberg la aventura, y aunque soy poco fan de Tarantino, un buen papel con él estaría bien.

-¿Cómo se lleva con Bruno, su hijo?

-Vivimos los dos solos y nos caemos muy bien. Ha crecido conmigo en los camerinos, he sido una madre muy gitana. La pandemia nos hizo un gran favor a ambos, yo me dediqué a pintar y él daba clases online. Quedábamos para comer, con la mesa bien puesta, y cada día elegíamos de forma alterna qué película ver.

 -Es usted una persona  es comprometida y solidaria, forma parte de Médicos sin fronteras y le han asignado el papel de Coordinadora de Relaciones Institucionales de Anasbabi, asociación dedicada a las enfermedades raras.

 -Eso es. Esas enfermedades acumulan patologías, afectan a muchos órganos y tienen muchos conflictos asociados, uno de ellos es la medicación. Otro el diagnóstico, que puede tardar hasta doce años en darse.

-¿Podría resolverse?

 -Algo sí. La gota de sangre que se extrae del talón de un niño al nacer da unos parámetros, pero estamos pidiendo que vayan más a fondo para detectar posibles males. O sea, cuando yo pida dinero, me lo han de dar, porque se necesita.

-Un buen argumento para llamar a la solidaridad sería…

 -Si no actuamos por solidaridad, actuemos por egoísmo. Las patologías se acumulan y eso cuesta dinero y recursos. Y un tema indignante es que Hacienda nos controla allá donde estamos, pero no hay historia clínica en las comunidades en que no vives. El Gobierno ha de intervenir en eso.

-¿Es usted realista?

 -Hiperrealista, como mi pintura, y muy práctica, si no me dan un papel es porque no tocaba. También soy pragmática, no me gusta sufrir.

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