Exposición colectiva

Carlos Casas propone la naturaleza como “lengua franca” en el pabellón catalán de la Bienal de Venecia

El artista y la comisaria Filipa Ramos cuestionan la visión antropocéntrica para recordar la inteligencia de la naturaleza 

Bestiari

Bestiari / Irene Savio

Irene Savio

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Bestiari, el pabellón de Catalunya en la Bienal de Venecia 2024, tiene una particularidad: no hay que mirar, hay que escuchar. Sonidos de la naturaleza y de animales se entremezclan en una obra en vídeo que evoca un viaje onírico. Delfines, serpientes, asnos (muy enfáticos), elefantes, murciélagos y abejas, pero también el viento y los crujidos de la tierra. No debería sorprender. La propuesta de Barcelona para la 60 edición del prestigioso certamen veneciano es una idea de Carlos Casas, que se inspiró en el texto "Disputa del asno" (Disputa de l’ase), escrito por Anselm Turmeda en 1417.

Casas, que habla en voz bastante baja y extremadamente sosegada, busca que los humanos que pasen por aquí aprendan "un poco más a relacionarse con las otras especies", dice, en entrevista con EL PERIÓDICO el día de la inauguración de su obra en Venecia. El mensaje remite aquí de nuevo a Turmeda, que en su obra cuestiona la superioridad humana por encima de los demás seres.

El razonamiento es algo excéntrico pero también interesante. "El sonido [puede interpretarse] como una lengua franca, un punto de unión, no solo con otras especies, sino también con el contexto", añade Casas. "Bestiari presenta frecuencias que generan un sentido de cercanía con estos animales y sus paisajes, proponiendo formas sensoriales de descubrimiento entre especies", se lee en un gran cartel en la entrada del pabellón en inglés, italiano y catalán.

Naturaleza

Once parques naturales desperdigados por toda Catalunya (desde el Delta del Ebro hasta el Cabo de Creus), así como zonas marinas de las Islas Baleares, forman parte de la creación de Casas. De allí proceden los sonidos que el visitante oye en la Bienal de Venecia. Con un prólogo: la enorme pantalla colocada en el fondo de la única gran sala de la creación, sí, proyecta imágenes, pero "estas imágenes acompañan el sonido, que es el protagonista, no al revés", explica Casas.

Filipa Ramos, la comisaria, también cuenta cómo se llegó a conectar todo esto con el lema general de este año de la Bienal, que es "Extranjeros en todas partes". "Porque hoy el mundo natural es un mundo marginado, la naturaleza es extranjera en su casa", afirma, al hacer referencia a la actual crisis climática y el daño cotidiano que sufre la naturaleza en todo el mundo.

Presencias

"El patrimonio sonoro nos dice muchas cosas. [El problema] es que no lo escuchamos", coincide Natàlia Garriga, consellera de Cultura de la Generalitat, venida para la ocasión. Tampoco debería sorprender. Catalunya participa en iniciativas que giran en torno a la galaxia de las bienales de Venecia desde hace más de una década y ya ha sido invitada ocho veces a sus certámenes dedicados al arte.

En este marco se incluye Bestiari, parte de los llamados Eventos Colaterales (Eventi Collaterali), actos que se llevan a cabo de forma paralela a las exposiciones principales. Un espacio que, aún así, dista de la grandiosidad de los pabellones de las áreas principales, como Arsenale o Giardini, donde solo España tiene un pabellón fijo.

Pero aún así, Catalunya ansía cada vez más su presencia en Venecia, como también reflejan las palabras del director del Institut Ramon Llull, Pere Almeda. Este año, "el proyecto Bestiari ganó un concurso en el que se presentaron más proyectos que nunca", asegura el funcionario.