Crítica

El Cuarteto Quiroga celebra 20 años con un estreno

El Palau de la Música acogió el concierto de celebración de los 20 años de trayectoria del Cuarteto Quiroga

Cuarteto Quiroga y la compositora Raquel García Tomás

Cuarteto Quiroga y la compositora Raquel García Tomás / Palau-Oliver Adell

Pablo Meléndez-Haddad

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El Cuarteto Quiroga, distinguido con el Premio Nacional de Música en 2018, celebró dos décadas de vida en el ciclo Palau Càmera del auditorio modernista, incluyendo un estreno absoluto. Formado por los violinistas Aitor Hevia y Cibrán Sierra (hoy reemplazado por Carole Petitdemange), por el violista Josep Puchades y por Helena Poggio en el violonchelo, el conjunto dejó claro su nivel de excelencia. Fundado en 2003, tiene el orgullo de haberse convertido en el primer conjunto en residencia del Palacio Real de Madrid a cargo de los Stradivarius de la colección palatina y toma su nombre del violinista gallego Manuel Quiroga (1892-1961), quien en el zénit de su carrera sufrió un accidente en Nueva York que truncaría su trayectoria.

La obra que se estrenó era un encargo del Palau y del Cuarteto Quiroga a la compositora Raquel García Tomás, Premio Nacional de Música 2020, quien ha escrito para esta celebración ‘À plein’, que despidió la primera parte. Según se explica en el programa de sala, la autora remite a la búsqueda “de una sonoridad plena” que nace de la utilización de cuerdas dobladas para ganar en proyección y tímbrica. Esto se puso de manifiesto en muchos fragmentos de la compleja ‘À plein’, que explota diversas posibilidades técnicas y expresivas de los instrumentos; sinuoso, atmosférico, de punzantes recovecos, los repetidos 'glissandi' le brindan un aspecto casi electrónico más que fantasmagórico, todo muy contrastado y con épicos momentos de puro lirismo.

No podía estar ausente del programa una obra de Haydn, quien consolidó la forma y que abrió el concierto con su ‘Op. 42 Hob: III’, integrada por breves miniaturas interpretadas con gran elegancia y aparente facilidad. Otro de los grandes del género es Beethoven, de quien se escuchó su ‘Cuarteto para cuerdas Nº1, Op. 18’ (1799), famoso por su 'Adagio’ inspirado en la escena de la tumba de Romeo y Julieta; la obra estuvo servida con virtuosismo y perfecta acción de conjunto. La fiesta la despidió una joya del siglo XX firmada por Bartók, el ‘Cuarteto para cuerdas Nº 3’ (1929) que innova en el formato con movimientos sin solución de continuidad, así como una escritura que tira de 'pizzicati', 'glissandi', sordina, percutidos... La ejecución fue memorable, con un fraseo lleno de claroscuros y un dominio técnico absoluto.

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