Fantasía y tradición

El nuevo cine rural fantástico de Jaime Puertas recala en el D’A con 'Historia de pastores'

El cineasta granadino afincando en Barcelona Jaime Puertas transita en ‘Historia de pastores’ por historias cotidianas y fantasiosas generadas en su pueblo natal.

El cineasta granadino afincando en Barcelona Jaime Puertas.

El cineasta granadino afincando en Barcelona Jaime Puertas. / Manu Mirtru

Quim Casas

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Tras su paso por los festivales de Rotterdam y Málaga ha recalado en el D’A el filme de Jaime Puertas ‘Historia de pastores’, un particular cruce entre un nuevo cine rural y un relato fabuloso o fantástico, con la tradición oral como tema vector. Pero no es una película que juegue a los contrastes, sino que se resulta muy orgánica. Fue rodada en el verano de 2021 en la localidad natal del director, la población granadina de Puebla de Don Fadrique, donde ya localizó su anterior trabajo, el mediometraje ‘Los páramos’ (2019), otra exploración de una comunidad rural con elementos de fantasía primitiva.

El cineasta granadino afincando en Barcelona Jaime Puertas.

El cineasta granadino afincando en Barcelona Jaime Puertas. / Manu Mirtru

 El primer filme fue alumbrado después de que Puertas cursara estudios en ESCAC. ‘Historia de pastores’ ha surgido de su experiencia en la Elías Querejeta Zine Eskola de San Sebastián. El proceso de escuela a escuela “ha sido muy enriquecedor porque nuestro paso por la ESCAC nos aportó mucho en un oficio, en una técnica, y ese aprendizaje iba de la mano de la amistad y de unos vínculos muy sólidos. Y después la posibilidad en Zine Eskola para desarrollar una película con María Riera Peris, la productora, e inaugurar Películas María, la compañía, siempre con la complicidad de la escuela. Han sido herramientas distintas que he encajado muy bien”.

 Puertas representa a la perfección esa idea de comunidad que se da en una escuela de cine, gente que rema en una misma dirección y con unos proyectos en los que se implican de forma absoluta. En sus filmes trabaja de manera muy meticulosa el sonido. “Con Sara Romero, la diseñadora de sonido, hablamos mucho sobre todas las historias que te vienen dadas en forma de herencia desde que eres pequeño y como te sientas a escucharlas, cuánto participa la escucha del proceso de la herencia”, recalca el director.

En su filme, las voces se entrelazan como si fueran cuerpos, por eso era tan importante “el espacio que le dábamos a la voz y cómo el espectador debería sentarse en un lugar de escucha como cuando te sientas en un patio para oír a tu abuela contando alguna historia. Por eso no hemos trabajado el 5.1, queríamos que la voz viniera desde la pantalla, que fuera la pantalla la que generara este cuento. En la lejanía, las voces se entremezclan”.

 Es un filme sobre un universo en extinción, y por eso es tan importante la tradición oral, para conservar. Hacia el final, una de sus protagonistas le dice a otro que si se duerme, ella se olvidará. Puertas ha trabajado con actores no profesionales, las gentes del lugar. “Todos son familia y conocidos”, explica Puertas. “La protagonista, Mari, es una amiga íntima de mi madre y la conozco desde pequeño, y el padre de ella le contaba muchas historias que Mari me las ha contado a mí”. En la complicidad que establece con sus personajes hay también mucho sentido del humor, “el humor entendido como resistencia”.

 Puertas concibió la película en el patio de su casa, y el patio devino lugar de ensayo, y después plató de rodaje. Había una relación muy familiar entre todo el equipo técnico. El cineasta confiesa que “habitamos juntos los lugares”, y eso se traduce en cada una de las imágenes de esta sorprendente película hecha con especial cariño: “El filme es un trabajo de orfebrería casera que solo es posible en la forma en la que la hemos hecho”, como lo define su autor.