La caja de resonancia

Y Barcelona superó a Madrid (lo quiera o no)

La capital catalana, con toda su provincia, recuperó el primer lugar en la venta de entradas de conciertos en 2023, y con gran distancia, pero no parece que ese liderazgo en las grandes cifras forme parte del estado mental barcelonés 

El ‘efecto Bernabéu’ excita el pulso de Barcelona y Madrid por la capitalidad de la música en directo

Concierto de Coldplay en Barcelona

Concierto de Coldplay en Barcelona / Ricard Cugat

Jordi Bianciotto

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El primer titular que arroja el Anuario de la Música en Vivo 2024 (de la Asociación de Promotores Musicales), presentado este viernes, es que el año pasado se vendieron en España más entradas que nunca y que se facturó un 26% más que en 2022 (y un 51% más que en el pre-pandémico 2019), con un total de 578 millones, en una línea coincidente con la tendencia global. Pero hay otro: Barcelona recupera la primera posición (132,5 millones), dejando muy atrás a Madrid (94,5). Por comunidades, Catalunya lidera con contundencia (152,5), y Madrid baja a la tercera plaza, porque también Andalucía le pasa por delante (95,7 millones). 

Llama la atención que, en un ciclo general al alza, la Comunidad de Madrid se anote un descenso de facturación, del 8,69% (en 2022 había alcanzado los 103,5 millones). Y como cada vez que Madrid supera en algo a Barcelona y/o Catalunya arrecian los titulares capitalinos, y esta vez, al cambiarse las tornas, observo cierto silencio, me permitirá el lector que lo haga notar. A ver, estamos vacunados de triunfalismos (de todos ellos). Y ya puestos, lanzo una primicia: es probable que el Anuario del año que viene nos diga que Madrid vuelve a encabezar el ranking, porque en estas cifras pesan bastante los macroconciertos, y así como 2023 fue un año apoteósico en la Anella Olímpica, en este 2024 el Bernabéu se dispone a avasallarnos con su docena de convocatorias.  

Pero en ese balance juegan otros ingredientes, como los festivales, que en Barcelona forman parte de la marca de la ciudad. No solo los ‘macro’, también los de formato pequeño y medio, desplegados incluso más allá del perímetro urbano: cinco de las diez principales muestras de ciclo en España son catalanas (Jazz de Barcelona, Guitar BCN, Porta Ferrada, Mil·lenni y Cap Roig). Las citas estables dan una foto significativa del arraigo de la música más allá del gran evento, y el prestigio de una plaza no se juega solo en las grandes convocatorias.  

Pero Barcelona y Madrid no hablan el mismo lenguaje: aquí resuenan palabras como ‘sostenibilidad’ y ‘encaje urbano’, miramientos que el vocabulario de allí no tiene tan presentes: ancha es Castilla. El Primavera Sound ha reducido su perímetro en el Fòrum y Xavier Marcé, concejal de Cultura del Ayuntamiento, no disimuló, días atrás, al hablar del Cruïlla (festival que no quiere crecer) como un modelo. Así que, sí, Barcelona volvió a superar a Madrid, pero se diría que lo ha hecho no sé si a regañadientes, pero sí sin habérselo propuesto y, casi, sin desearlo. 

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