Caperucita Roja y el patriarcado

¿Por qué el ‘true crime’ nos fascina tanto a las mujeres?

 “¿Puede haber algo más perfecto que una chica que muere antes de estar hecha del todo?”, se pregunta la protagonista de ‘Tengo algunas preguntas para usted’, la última novela de Rebecca Makkai, un falso ‘true crime’ ultra adictivo que disecciona el género bajo la apariencia de novela de campus 

La escritora Rebecca Makkai en Barcelona, esta semana.

La escritora Rebecca Makkai en Barcelona, esta semana. / Zowy Voeten

Leticia Blanco

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Tres años antes de morir en la cárcel a los 83, Charles Manson, el gurú que encargó el salvaje asesinato de Sharon Tate y cuatro amigos suyos en 1969, estuvo a punto de casarse con una admiradora de 26. En Bélgica h­ay chicas de 15 años que le envían cartas a Marc Dutroux, asesino en serie y pedófilo. A Miguel Carcaño también se le acumulan las fans y hasta las novias. Hace unos meses, el asesino confeso de Marta del Castillo explicaba que quería convertirse en padre con su actual pareja, la tercera novia que tiene desde que está entre rejas.

La fascinación que las mujeres sienten por los asesinos no es nueva. Los cronistas judiciales de principios del siglo XX dejaron por escrito que Henri Désire Landru, guillotinado en 1922 por once asesinatos (10 de mujeres) recibió 800 peticiones de matrimonio y más de 4.000 apasionadas cartas durante su estancia en prisión. Al revés no sucede: las asesinas no despiertan la misma excitación entre hombres. 

¿Por qué a las mujeres les atraen de forma irresistible los asesinos? Según las estadísticas, el actual boom que atraviesa el género del ‘true crime’ se sustenta mayoritariamente en las mujeres, que constituyen el 80% del público de este subgénero moralmente resbaladizo, a medio camino entre el periodismo y el entretenimiento, que vive una época dorada en forma de libros, podcasts y plataformas de streaming.

El menú de Netflix tiene, para sorpresa de nadie, una muy nutrida sección de ‘true crime’ que a su vez se despliega en distintas subsecciones donde podemos encontrar una dedicada al género en español, con 21 títulos. Un vistazo rápido por el amplio abanico en oferta – ‘El caso Asunta’, ‘¿Dónde está Marta?, ‘Lucía en la telaraña’, ‘Anglés, historia de una fuga’, ‘Carmel, ¿quién mató a María Marta’, ‘El caso Alcàsser’, ‘El caso Wanninkhof-Carabantes’- arroja otra característica común: las víctimas casi siempre son mujeres jóvenes porque “¿puede haber algo más perfecto que una chica que muere antes de estar hecha del todo?”.

Eso mismo se pregunta la protagonista de ‘Tengo algunas preguntas para usted’, la última novela de Rebecca Makkai, un falso ‘true crime’ ultra adictivo que disecciona el género bajo la apariencia de novela de campus. “Una chica como una hoja en blanco. Una chica como una proyección de los deseos de usted, ajena a los suyos propios. Una chica como un sacrificio al concepto de ‘chica’”, apunta su protagonista.

Ficha policial de Ted Bundy (1946-1989).

Ficha policial de Ted Bundy (1946-1989). / EPC

El síndrome de san bernardo

La feminista francesa Mona Chollet ha reflexionado sobre la posibilidad de que los asesinos y sus admiradoras no sean más que el reflejo aumentado, llevado al extremo, de los roles de género que constituyen nuestra normalidad patriarcal, ferozmente incrustada en la sociedad desde hace milenios. “Si la virilidad va ligada a la dominación, al ejercicio de violencia, ¿entonces hay algo más viril que un asesino?”, se preguntaba en su último ensayo, ‘Reinventar el amor’ (Paidós), donde escribe sobre la mística violenta del asesino, el policía, el espía o el agente secreto.

En el juicio de Ted Bundy (otro asesino en serie relanzado a la fama mundial vía Netflix), reconocido culpable de 37 violaciones y asesinatos, decenas de mujeres jóvenes se disputaban cada día un sitio en primera fila entre ruborizadas “risitas de placer”. Mujeres que, según Chollet, habían interiorizado “la misoginia hasta la intoxicación, al punto no solo de perdonarle a un hombre el haber matado a otras mujeres, sino de encontrar que eso es algo sumamente seductor y de fantasear con que las mate a ellas también”. Otras están convencidas de que ‘a ellas’ el asesino no las matará porque son especiales. 

Los asesinos entre rejas apelan especialmente al síndrome de san bernardo, la compulsión femenina por cuidar y salvar al hombre atormentado, indescifrable y ensimismado en lo que Chollet define como una especie de “performance de feminidad suprema” que requiere un despliegue de todas las virtudes mágicas que se le presuponen a una mujer: comprensión, sabiduría, paciencia y generosidad. Un combo de inspiración maternal a base de abnegación, dulzura y compasión. 

La imagen de 'Twin Peaks', el rostro de Laura Palmer entre plásticos.

La imagen de 'Twin Peaks', el rostro de Laura Palmer entre plásticos. / EPC

De Caperucita Roja a Laura Palmer

¿Acaso no son los ‘true crime’ una versión moderna del cuento de la Caperucita Roja que alerta sobre los peligros que entraña cruzar el bosque sola? Thalia, la víctima alrededor de la que gira la trama de ‘Tengo algunas preguntas para usted’ (Sexto Piso/ Periscopi) encaja en el prototipo de chica adinerada, deportista y guapa que desataba pasiones entre el alumnado y el profesorado de un internado de New Hampshire. Es “el cordero que escogemos sacrificar”, dicen de ella en la novela. La aparición de su delgado cuerpo flotando en la piscina en la década de los 90 remite al cadáver pluscuamperfecto y azulado de Laura Palmer en ‘Twin Peaks’.

Bodie Kane, una antigua alumna que compartió habitación con Thalia y hoy es profesora de historia del cine y una exitosa podcaster sobre el viejo Hollywood (una especie de Karina Longworth, la presentadora del popularísimo 'You must remember this'), vuelve al internado para dar unas clases sobre podcasting y el caso vuelve a aflorar. Maccai retrata hábilmente la resurrección digital de un crimen antiguo en tiempos de Reddit, Youtube y Twitter, donde cualquiera con una conexión a internet, tiempo libre y las ganas suficientes puede jugar a ser investigador. También critica la voracidad de los medios de comunicación y las redes sociales ante el morbo y describe cómo estos construyen un relato colectivo de los hechos que acaba imponiéndose como la verdad.

“Por un lado no es demasiado sano el que puedas dedicar una semana de tu vida a zambullirte en todos los detalles escabrosos de un crimen. Pero hay casos que se habrían quedado sin resolver si no fuera por la enorme atención popular y mediática, como en los Murdaugh”, explica Maccai en referencia a una familia enormemente poderosa de una pequeña comunidad de Carolina del Norte con una ristra de escandalosas muertes que resucitaron mediática y judicialmente tras el estreno de una docuserie ‘true crime’ en Netflix. 

El fetiche

La novela de Makkai también analiza el revisionismo impulsado por el MeToo. “Lectores de 20 y de 40 han reaccionado de formas muy distintas a cuestiones que trato en el libro. Empecé a escribir la novela hace cinco años, cuando estalló el MeToo, que fue una invitación a mirar el pasado para todos”, reconoce la escritora. “En los 90 era muy habitual que una estudiante se casara con su profesor de la universidad, algo que ahora se vería como un gran escándalo. ¿Dónde pones el límite de lo que es apropiado y no lo es? ¿A partir de qué edad está mal algo? ¿Y si hablamos de meses antes?”, reflexiona la escritora. 

“Las estadísticas nos dicen que la mayoría de víctimas de asesinato son hombres y que la principal amenaza para una mujer es su pareja", explica Maccai. “Y sin embargo, no paramos de contarnos a nostras mismas historias en las que un extraño acaba con la vida de una mujer hermosa que estaba en la flor de la vida, a la que en muchos casos encontraron desnuda… Lo cierto es que las mujeres queremos escuchar ese tipo de narrativa, en parte porque aprendemos más de una historia que de una estadística. Pero tendríamos que preguntarnos si hemos convertido esas historias en un fetiche”, concluye la escritora norteamericana. 

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