Cómplice de la 'cançó'

Borja Penalba: "Si eres de derechas tienes tu libro de estilo, y si eres de izquierda, también. ¡Dejadme pensar!"

El músico valenciano, reconocido por sus alianzas con figuras como Lluís Llach, Maria del Mar Bonet o Obrint Pas, publica a los 48 años, y después de tres décadas de trayectoria, su primer álbum en solitario, ‘Giròvag’, que presentará este jueves con un grupo de doce músicos en la sala Paral·lel 62, dentro de Barnasants

El músico Borja Penalba, esta semana en Barcelona, donde actuará este jueves dentro del Festival Barnasants

El músico Borja Penalba, esta semana en Barcelona, donde actuará este jueves dentro del Festival Barnasants / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Ahora que saltan a la arena (y con éxito) debutantes discográficos menores de 20 años, tenemos a Borja Penalba, estrenándose en solitario a los 48. Entre los pliegues de su biografía se amontonan “muchas vidas”, dice él, desde que, siendo un adolescente, “pasaba el sombrero por las calles del barrio del Carme”, y a través luego de sus estrechos vínculos con Feliu Ventura, Lluís Llach, Obrint Pas, Miquel Gil, Maria del Mar Bonet, Mireia Vives, Ovidi 3 (su triángulo con David Caño y el un día diputado David Fernàndez)… Todo ello conduce ahora a ‘Giròvag’, un álbum cuya edición es un acontecimiento en el entorno de la canción de autor y que el cantante, músico, compositor y productor valenciano presenta este jueves en Paral·lel 62, dentro de Barnasants. 

¿Por qué ‘giròvag’? La palabra se le quedó clavada cuando de crío leyó que Miguel de la Quadra-Salcedo se presentaba así en su pasaporte: “profesión: giróvago”. Luego, escarbando un poco, ha acabado identificándose con esos monjes que “iban de monasterio en monasterio pidiendo limosna sin adscribirse a ninguna norma eclesiástica”, observa. “Lo cual es un resumen breve de mi vida”. ‘Giròvag’ será para Penalba, a partir de ahora, su “vehículo vital”. 

Dar la cara

Hablamos de un álbum de cocción larga, grabado en una docena de sitios distintos (“estudios y casas”), en el que se cruzan muchos registros sonoros, del guitarreo crudo (él habla de “punk de autor”) a la delicadeza del cuarteto de cuerda. Un puerto al que ha llegado tras una peripecia que llega a calificar de accidental. “Yo no he buscado nunca nada de lo que tengo en la música. Se ha dado así, como una serendipia permanente”, cavila. “Pero, de un modo natural, me he decidido a dar este último paso para mostrar mis distintos perfiles, porque hasta ahora siempre había estado al lado de alguien o detrás de un instrumento”. 

Cuando dice que ha vivido tantas vidas, no habla por hablar: ahí están sus tiempos, a principios de los 2000, como bajista de Los Inhumanos, y de su continuación, La Banda del Capitán Canalla, banda vinculada al primer ‘Gran Hermano’, compartiendo tablas con Kiko Matamoros y La Veneno, y cuando tocaba en Port Aventura “disfrazado de chino o mexicano”. “Me producía curiosidad conocer esos lugares donde la música es una excusa para ganar pasta y meterse farlopa”, asegura. “Todo lo que puedas imaginarte del inframundo musical de discoteca a las cuatro de la madrugada, de puticlub y bandeja de farlopa, billetes sudados… Todo eso es cierto, ¡y multiplicado!”.

Exprimir la vida

Lo hacía, asegura, “más por vivir que por la pasta”, lo cual conecta con el fondo filosófico de ‘Giròvag’. Si hay algo que une estas 16 canciones es “la conciencia de que la vida es una, que se acaba y que tenemos que exprimirla”. Penalba muestra un croquis que dibujó, un jeroglífico en el que conecta los conceptos clave del álbum. Aparecen en mayúsculas palabras como ‘lucha’, ‘tiempo’, ‘amor’, ‘desamor’, ‘ausencia’, ‘ironía’, ‘ternura’… “Pero no lo hice antes de empezar el disco, sino una vez terminado, cuando vi la magnitud de la tragedia”.

A partir de una “declaración de intenciones”, dos versos de ‘Los ejes de mi carreta', de Atahualpa Yupanqui, camina Penalba a través de recursos poéticos propios y ajenos (Fuster, Brecht, Villangómez, Casagran…) encaminados a resaltar el acto de vivir como imperativo: la gota que cae de la nieve y que decide fundirse con uno de los principales ríos del mundo, el Mekong (en el tema ‘Drop’) o el ‘memento mori’ que se deriva de ‘Contra la seducció’, una pieza con resonancias de cabaret berlinés que advierte de los cantos de sirena de los populismos. 

La última noche de Rita Barberá

Estima Penalba que “vivimos tiempos de alienación”, porque “si eres de derechas, tienes tu libro de estilo, y si eres de izquierdas, también; ¡dejadme pensar!”. Sorteando la tentación del prejuicio ideológico, se acerca a la que fuera alcaldesa valenciana Rita Barberá en ‘Et in Arcadia ego’, de quien fabula con su última noche. En el disco no la cita. “Pero me da rabia que no se entienda en la primera lectura”, medita. “Es alguien a quien yo no tenía ninguna simpatía, pero la canción está hecha desde la ternura. Ella había sido abandonada por todos en su partido, dos días después tenía que declarar y estaba amenazada”. 

La puesta en escena de ‘Giròvag’ puede adaptarse a distintos formatos, pero el de este jueves en Barnasants será el más extenso, con doce músicos. El mismo con el que se estrenó el 10 de diciembre en el teatro Principal de Valencia, uno de los últimos que programó el equipo anterior al último cambio político. ¿Alguna señal de que el rumbo del teatro vaya a cambiar a partir de ahora? A Penalba sonríe con sorna. “¿Señal? ¡Si han echado a todo el mundo!”.