Entrevista

Cailee Spaeny, protagonista de 'Priscilla': "Sé que Elvis tenía un lado oscuro, pero no lo considero un monstruo"

La actriz estadounidense Cailee Spaeny, ganadora de la Coppa Volpi en Venecia por 'Priscilla'

La actriz estadounidense Cailee Spaeny, ganadora de la Coppa Volpi en Venecia por 'Priscilla' / Claudio Onorati / Efe

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Sus películas retratan a chicas adolescentes que son complicadas y tienen deseos y fantasías y un lado oscuro, y al verlas perdí el miedo a explorar ciertas partes de mí misma; ya le debía mucho por eso, pero ahora, claro, le debo mucho más", afirma Cailee Spaeny acerca de Sofia Coppola, la directora del ‘biopic’ gracias al que ha pasado de dedicarse a interpretar papeles pequeños en películas razonablemente grandes, como ‘Pacific Rim: Insurrección’ o ‘El vicio del poder’, a recibir honores como la Coppa Volpi en la Mostra de Venecia o la nominación al Globo de Oro y convertirse entretanto en gran promesa de Hollywood. Basada en la autobiografía 'Elvis y yo’, publicada en 1985, ‘Priscilla’ contempla la relación que Priscilla Presley mantuvo con el Rey del Rock desde que se conocieron -él tenía 24 años, ella solo 14- hasta que se divorciaron en 1973 después de seis años de matrimonio. Y entretanto retrata al músico como alguien increíblemente carismático pero también narcisista, cruel y abusivo.

¿En qué medida cambió la imagen que usted tenía de Elvis Presley tras protagonizar ‘Priscilla’?

Yo crecí en una familia que adora a Elvis. Mi madre coleccionaba objetos relacionados con él y tenía un pequeño altar en su honor dentro de casa, y de vez en cuando visitábamos la que fue su mansión en Memphis, Graceland; aún tengo muy clara en la memoria la imagen de mi padre en uno de esos viajes, llorando de emoción mientras pasea por la casa, a través de cuyos altavoces se escucha ‘If I Can Dream’. Por supuesto, ahora ya no tengo esa imagen mitificada de Elvis y sé que tenía un lado oscuro, pero no lo considero un monstruo. Diría que, en cierto modo, él también fue una víctima. Le arrebataron la juventud y lo sometieron a un nivel de fama nunca antes experimentado por nadie, y no contó con ninguna ayuda para enfrentarse a todo eso.

Para preparar la película tuvo ocasión de conversar con la propia Priscilla Presley. ¿Qué descubrió acerca de su matrimonio con Elvis?

La relación que Priscilla mantiene con esa parte de su propio pasado es muy compleja. En su libro de memorias queda claro que Elvis ejerció la usó como si fuera su propiedad, hasta qué punto la enseñó a vestirse, a maquillarse, a peinarse, a caminar y a comportarse como a él le gustaba. Pero, cuando yo hablé con ella, me insistió en que era importante que la película dejara claro que, aunque el matrimonio no había sido fácil, entre ellos siempre hubo amor verdadero. No sé si comprendo del todo la relación que tuvieron, pero en todo caso sentí una conexión muy estrecha con Priscilla.

¿En qué sentido?

Tanto ella como yo teníamos solo 14 años cuando decidimos qué era lo que queríamos en nuestra vida y tomamos la iniciativa de ir a por ello a cualquier precio. Ella conoció a Elvis y habría renunciado a cualquier cosa para estar con él, y yo dejé la escuela para dedicarme en cuerpo y alma a ser actriz. Las dos tuvimos que hacer grandes sacrificios para cumplir nuestro sueño.

¿Qué le resultó más difícil a usted?

Tuve que hacerme mayor antes de hora, y muy rápido. Fui empujada al mundo de los adultos y, a la vez, al interior de la industria del entretenimiento. Afortunadamente, desde el principio comprendí que debía encontrar la manera de convertir aquello en mi modo de vida, de que para mí no era un simple pasatiempo y, por tanto, no podía permitirme que no funcionara. Empecé a contribuir a la economía familiar desde muy joven.

‘Priscilla’ le proporcionó el Premio a la Mejor Interpretación Femenina en la pasada Mostra de Venecia, y también la ha sometido a una exposición mediática extraordinaria. ¿Cómo la ha vivido?

Nunca en toda mi vida había pensado tanto en mí misma, ni analizado tanto mis palabras y mi comportamiento, como lo he hecho en estos últimos meses. Y eso, obviamente, ha nutrido mis miedos y mis inseguridades. A menudo me he preguntado si soy suficientemente encantadora, y si lo que digo me hace parecer inteligente o tal vez algo arrogante, o si muevo demasiado las manos. Intento contenerme, pero no resulta fácil.

¿Le preocupan los efectos secundarios que ese éxito pueda tener?

Al menos los tengo en cuenta. Cuanta más experiencia voy cogiendo en esta profesión, más consciente soy de que en buena medida mi trabajo es vender un producto, y que ese producto soy yo misma. No es una sensación agradable. Está claro que la industria del entretenimiento tiene mucho de maquinaria de explotación, no es algo nuevo, los casos de Elvis y Priscilla lo demuestran. Pero, como digo, lo tengo en cuenta.