Banda mítica

El Último de la Fila revive sus éxitos en un disco: "Y algún día puede haber un concierto"

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Pese a su negativa tajante a una vuelta desde su disolución hace ya 25 años, Manolo García y Quimi Portet reviven El Último de la Fila "sin más secuelas" de momento que la regrabación de 24 temas emblemáticos en un álbum, aunque esta vez dejan una puerta abierta a volver a verlos en vivo.

"Algún día puede haber un concierto, puede suceder, pero no es el plan ahora ni en ningún momento se ha ligado a este proyecto", precisan en una entrevista con EFE los dos integrantes de esta formación emblemática de los años 80 y 90 en España ante la salida este viernes de este 'Desbarajuste piramidal' (Warner Music).

En 2016, cuando ambos volvieron a juntarse para recuperar en directo y en el estudio el material de Los Rápidos y Los Burros, las dos bandas previas de las que habían formado parte antes de El Último de la Fila, García era mucho más taxativo.

"No hay posibilidad de un retorno de El Último de la Fila. Lo hemos repetido Quimi y yo hasta la saciedad. Hubo algo mágico y la gente aún me lo dice. Volver sería mancillarlo. A estas edades, además, cada uno tiene su discurso. Él y yo somos en el fondo cazadores solitarios, aunque tengamos una amistad excelente", comentó.

Aunque siguen dando por buenas esas palabras, la razón de haber dado ahora pasos en la otra dirección fue una reunión para rendir homenaje al difunto periodista Ángel Casas, que tanto les había apoyado en el pasado cuando aún eran unos desconocidos.

"Entonces volvimos a recordar que era divertido estar juntos", rememoran sobre la génesis del reencuentro de este dúo al que, reconocen, siempre les gustó "expulsar la presión por todos los medios posibles".

Eso explica en gran parte el formato. "Ahora ha sido un momento fantástico, porque esas horas en el estudio nos aireaban de nuestras preocupaciones habituales, de la disciplina familiar y de la de nuestras carreras en solitario; para nosotros eran momentos de recreo y trabajando con un material contrastado comercialmente", subrayan.

"En el estudio yo soy un poco insconciente, como Manolo, pero los dos juntos somos muy inconscientes y eso te da una seguridad emocional. Si fuéramos ingenieros de puentes sería un desastre, pero para la música es un valor positivo ese punto un poco ingenuo e infantil", apunta Portet sobre su retomada dinámica de trabajo a cuatro manos.

"No se hizo para sanear una economía".

Con nuevos arreglos, se encuentran cortes "protopaleolíticos" como 'Navaja de papel', de su época con Los Rápidos, pero sobre todo temas emblemáticos como 'Insurrección', 'Mar antiguo', 'Aviones plateados', 'Lápiz y tinta', 'Sara', 'Cuando el mar te tenga' o 'Como un burro amarrado a la puerta del baile', con más peso en la selección sobre todo en sus tres primeros discos.

"Ha sido totalmente casual y muy probablemente la razón sea que empezamos a mirar qué canciónes incluíamos con el primer disco y, con el cuarto, ya casi habíamos llegamos a los 24 cortes", subrayan, antes de negar que este álbum se haya hecho con el objetivo "de obtener unos laureles o sanear una economía".

Insisten en que lo que les ha guiado en su elaboración ha sido "un candor absoluto". "Y la emoción y la admiración mutua, porque yo oigo un acorde de Quimi y me encanta. Y si yo canto y meto una nota diferente, me dice que está muy bien también. Hay un respeto por el trabajo del otro", destaca García.

Esa manera de avanzar tan "fluida" les llevó a llamarlo "desbarajuste" y, aplicando el "humor clásico" de El Último de la Fila, surgió el título definitivo en esa tradición de su discografía de unir términos aparentemente inconexos, como en el recordado 'Astronomía razonable' (1993).

¿Permitirá su publicación que una nueva generación los conozca y los reivindique? "Una característica típica de la música popular es que cada generación quiere música nueva y que le resulte irritante a la generación de sus padres", afirman descreídos y entre risas en torno a esa posibilidad.

"Luchar contra eso es ser un poco tarugo. Hacernos pasar por unos adolescentes sería imposible. Nosotros hacemos lo que sentimos, lo que emocionalmente nos resulta evocador", insisten ambos desde la "deportividad" y una constante humildad.