Joan Isaac, en su gran noche en el Palau

La discusión sobre qué es la canción de autor puede llegar a ser bizantina, pero pocas dudas puede haber en torno a una figura como Joan Isaac. Cantautor con todas las letras, heredero de los maestros franceses e italianos, voz con solera, desplegó este martes sus 50 años de partituras en el Palau, en una cita especial de Barnasants, rodeado de cómplices de vida y oficio.

Joan Isaac ha pasado por sus tinieblas y sus travesías del desierto, pero esta era una noche para la celebración. Selección de canciones de amplitud inhabitual, porque él es de los que suelen basar los recitales en la nueva obra del momento. Un guion con el que nos introdujo en la historia de su vida, y no solo, a partir de ‘És tard’, pieza grabada en el otoño en que murió Franco. El trovador, caminando bajo la lluvia en el Barri Gòtic, “vaixell sense timó”, deslizándonos que ya era un melancólico rematado a los 22.

Ecos de Moncho y Aute

Cantautor de taburete y atril, gafas graduadas y modulación vocal pulcra y sentida, emprendió el viaje realzando algunas canciones valiosas de aquella ‘nova cançó’ de segunda ola: del manifiesto de ‘Viure’ a los claroscuros de ‘Barcelona, ciutat grisa’ (así los veía cuando hacía el servicio militar). Colores instrumentales cuidados por un sexteto guiado por el piano de Antoni-Olaf Sabater, con flauta travesera y acordeón, bajo y batería, las guitarras de David Palau. Fuga latin-jazz en ‘On és ia gent?’, con cita al ausente Moncho, y no fue el único amigo añorado: Aute se nos apareció en un ‘medley’ encabezado por ‘La bellesa’.

Pero Joan Isaac quiso no solo festejar su arte como cancionista, sino erigir un alto homenaje a la profesión. Y fue un placer verlo compartiendo un bilingüe ‘Palabras para Julia’ con Paco Ibáñez, poner luz a Giorgio Conte con Anna Roig, y establecer càlidos diálogos con Roger Mas, Sílvia Comes y Pemi Fortuny. Y con Carme Sansa, señalando a la desmesura entre los ‘Set pecats capitals’. 

Todo ello en el camino a Maria del Mar Bonet en un fogoso ‘Què volen aquesta gent?’ mano a mano, y a un Serrat que, saliendo de su retiro escénico por una noche, eligió una pieza un poco escondida y tragicómica, ‘Si a l’altre món’: tal vez la última morada no esté tan mal, dice la letra, si allí hay fútbol los domingos y es viable compartir una copa de pastís con Brel o Piaf. Todavía quedaba ‘A Margalida’, que sonó dos veces (la primera, a cargo de la Coral Arc), pero Joan Isaac ya nos había dejado claro que una carrera, 50 años, es bastante más que una (muy afortunada) canción.

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