Entrevista

Pilar Jurado: "Me fui cargando todos los techos de cristal porque nunca los vi"

La soprano reivindica en la entrevista con EL PERIÓDICO que "el ser humano necesita belleza para resetearse"

Pilar Jurado

Pilar Jurado

Marta Cervera

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Desde que descubrió la música Pilar Jurado (Madrid, 1968) no ha dejado de crecer. Ella, que no tenía a ningún músico en la familia, se enamoró de ese idioma universal. Su dotes innatas y sus ganas de aprender la han llevado a desarrollarse como soprano, compositora y directora. Ahora con su espectáculo homenaje a la cantante Maria Callas, 'Callas by Jurado' interpreta las arias más espectaculares del repertorio de la legendaria artista. Pero más allá de este proyecto, que llevará por varios países y completará con un disco, prepara una nueva ópera para el 2025.

¿Cómo ha sido la experiencia de acercarse a Maria Callas?

Está resultando muy enriquecedor. Callas es un mito grandísimo en la ópera pero también es muy popular. Cuando se trasciende de la ópera y se llega al público convierte a Callas en algo muy especial. A veces cuando se habla de lo popular se rebaja la calidad y no, hemos de hacer que el público se eleve y descubra la excelencia.

Ese ha sido siempre su objetivo.

En Cultura en lugar de ir a más, vamos a menos. La música pop es cada vez más simplificada. Estamos perdiendo las melodías y quedándonos con el mundo rapeado. Se pierden las armonías pero el ser humano necesita la belleza para equilibrar su mente. Y en esta época de Inteligencia Artificial (IA) la belleza al final se convierte en una serie de combinaciones que se armonizan a nivel numérico. El cerebro necesita belleza para resetearse pero el mundo en que vivimos no nos lo permite hacerlo. Todo pasa muy deprisa y es muy superficial.

¿Qué se propone con 'Callas by Jurado?

'Callas by Jurado' busca la belleza en todas sus formas, no solo a través de canciones hermosas y una música maravillosa sino vistiendo de una manera especial. En el espectáculo llevo cuatro vestidos de alta costura de Maite Fernández y Pilar Pleite que recuerdan el estilazo de Callas cuya imagen y voz recupero también a través del vídeo. 

No todo es música

En él también hablo de su amor por la música y de cómo fue capaz de perder 40 kilos para estar en los cánones de belleza. Muestra todas las facetas de Callas, en la música, en la moda y como figura mítica. La gente en el fondo quiere soñar y por eso sigue a las influencers. Pero yo no vendo humo. Tengo una carrera de más de 30 años y he estado grandes teatros del mundo. En el fondo el recorrido que hago con Callas lo hago también por mi propia vida porque aprendí a trinar escuchando a Callas con 14 años.

¿Qué destacaría de ella?

Su fuerza escénica y su poderío en el escenario es lo que más me emociona. Es como yo me quería sentir en el escenario, el único lugar donde eres consciente de ser una diva porque te transformas en una sacerdotisa que controla un momento mágico. Aunque a mí siempre me han tachado de antidiva. Yo nunca me he creado un personaje. Soy Pilar Jurado siempre con diferentes facetas: la soprano, la compositora o la directora de orquesta. Esa parte divina te la ven los demás cuando estás en el escenario. En este espectáculo de Callas me gritan cosas como "divina" y "diva", por ejemplo. Es bonito provocar este tipo de reacciones porque no muy habitual en la clásica.

Es más común en el pop, un terreno en el que también ha buceado.

Estamos en un momento en el que conviene romper moldes y ser transgresor para llegar al público. Si no somos capaces nuestro público morirá. Por eso grabé con Mago de Oz. Con ello logré que muchísima gente joven me conociera y empezara a venir a mis conciertos de música clásica. Y todo porque sentían que ya eras suyo. Por supuesto adoro la música culta pero he entendido que hay que avanzar, sobre todo ahora porque la IA va a transformar nuestro mundo y hemos de ser capaces de encontrar vías que enganchen a la gente emocionalmente. Por ahora la IA no puede provocar sentimientos pero pronto lo hará.

"Llamamos cultura a cosas que son entretenimiento"

¿Está segura?

Siento que el mundo se ha ido convirtiendo en un arcén. Los primeros que empezamos a sufrirlo fuimos los músicos con la piratería que permitía descargarte música sin pagar. Se cargaron la industria discográfica y llegaron las plataformas. Los medios no se alinearon con los artistas pero también acabó afectando al mundo de las noticias. Y ahora todos los cambios que trajo internet serán mucho más bestias con la IA.

¿En qué sentido?

No es solo que se apropien y consuman de tu trabajo e información: se basan en todos los conocimientos que les hemos dado a través de las redes y tienen nuestra voz, nuestras músicas y qué puede hacer con eso un gran ordenador mundial... Es complicado. Y en el mundo del pop cada vez se canta menos, se canta peor y todo pasa más el autotune para afinar. La gente se ha acostumbrado a escuchar sonidos procesados que no son reales.

Todo lo contrario del mundo de la ópera y el lied donde no hay micros.

Por eso es inhumano cantar el exigente programa de 'Callas by Jurado'. ¡Lo canto absolutamente todo!. Es como si fuera una atleta de alto nivel haciendo varios récords mundiales en cada concierto. Ofrezco algo antagónico a lo que la gente consume. Sin embargo, ¿cuál es su reacción? Salen absolutamente entusiasmados porque nos fascina la superación humana y la belleza, lo extraordinario.

Dígame, Taylor Swift. ¿Afina o no?

Todo va muy procesado en sus conciertos. Yo diría que la mitad va grabado. Pero canta bien.

Y, ¿Madonna?

Diría que lo lleva todo grabado. Pero esto no es nuevo de ahora. Ya se vio con Enrique Iglesias, en aquel concierto donde por error se conectó el micro que llevaba y no se parecía en nada a lo que la gente había estado escuchando. Se han ido generando figuras hiperproducidas que son un 'fake'. Es nuestra nueva realidad. Y me preocupa que el mundo de la música vaya por esos derroteros, que lo que importe sea todo lo que rodea a la música porque ésta se ha reducido al mínimo. 

La veo pesimista.

Vivimos en un mundo extraño. Desde que empecé a estudiar música hasta ahora ha pasado de todo pero como soy optimista, hemos de encontrar la manera de que todo esto vaya a nuestro favor y no se convierta en una especulación económica, como es ahora. Pero es complejo. Llamamos cultura a cosas que son entretenimiento.

¿Cuál es la diferencia?

La cultura, con mayúscula, te entretiene pero ayudándote a crecer. Echo de menos que la cultura forme parte del ser humano de manera más potente. Cada vez la sociedad y la cultura se alejan más. Deberíamos valorar el arte porque genera una magia y una energía especiales.

'La página en blanco' la convirtió en la primera mujer que estrenó una ópera en el Teatro Real. ¿Para cuándo la próxima?

Dentro de poco voy a escribir una, tengo un encargo para el 2025 que me hace mucha ilusión. Y he estrenado en Cádiz una obra colectiva en torno a la AI: 'El retablo de la maldición de los algoritmos'. Es importante que los jóvenes sean críticos con el mundo que les toca vivir. Muchos se están dejando llevar: les tienen demasiado entretenidos con las redes. Han de salir al mundo porque si no conquistan ellos su presente no van a tener futuro. La cultura debe ser un espejo sociedad. Hay que llamar atención a la gente. Me encanta que desde la nueva creación podamos sacudir un poco a la gente. En un mundo donde todo está digitalizado, vivir una experiencia única como un espectáculo en directo.

Siempre anda en mil proyectos. ¿Qué es lo próximo?

Dentro de nada me marcho a México donde me van a estrenar 'El coraje de la rosa' en el Palacio de Bellas Artes con la Sinfónica Nacional de México (1 de diciembre). Es una obra muy especial porque está dedicada a una de las 'Trece Rosas', mi tía-abuela Pilar Bueno Ibáñez. En mi familia nunca se habló de ella. Me enteré cuando en el cementerio de la Almudena colocaron una placa para recordar lo ocurrido. Por eso, cuando veo tanta violencia y desunión entre las dos Españas me da mucha pena. Hay que dar toques de atención porque se nos olvida que somos capaces de repetir la historia.   

¿Se ha autocensurado alguna vez?

Aunque soy muy atrevida a veces pienso ¿merece la pena meterse en eso?. Es algo que tiene que ver con la edad porque mi ímpetu personal es el mismo: soy supersincera, directa y natural. Mi principio fundamental es respetar a los demás para que te respeten. Pero la pandemia no nos ha hecho mejores sino más egoístas. He sentido más libertad cuando era más joven y empezaba mi carrera que ahora.

¿Eso cree?

Las nuevas generaciones no tienen tanto tiempo para crear su propio yo. Se dejan llevar por redes, influencers... Mis referentes han sido siempre gente mayor que han demostrado una gran profesionalidad y tenían mucho por enseñar. La gente joven tiene como referente a gente de su edad que sabe poco más que ellos pero hacen ver que sí y las redes no distinguen entre el experto y el advenedizo. Reciben más notificaciones de los irresponsables que de los grandes. Habría que hacer mucha pedagogía.

En su última visita al Auditori de Barcelona con la Banda Municipal desplegó todas sus facetas: cantante, directora y compositora con el estreno de 'Fantasía lírica para banda sinfónica'. ¿Cómo es mejor recibida?

En el escenario siento que estoy al servicio de la música y me da igual si canto o dirijo. Cuando creo música me siento yo pero el público se siente más próximo a mí cuando canto. Lo que marca un artista es la diferencia. Recuerdo que mis profesores de dirección, Enrique García Asensio, de composición, Antón García Abril y la de canto, Isabel Penagos, querían que me dedicara solo a su especialidad. ¡Pero yo era feliz haciéndolo todo!. Ser capaz de cantar, dirigir y componer me permite pensar en 360 grados respecto a la música. Cuando canto, no lo hago solo como un cantante porque conozco la música desde otra faceta. Lo mismo me pasa cuando compongo una ópera porque sé cantar y como directora de orquesta, igual.

¿La situación mujeres creadoras ha mejorado desde que empezaste en la música?

(Risas). Toda mi vida me fui cargando los techos de cristal porque nunca los vi. Era por pura inconsciencia mía, no mérito de la sociedad. Yo venía de una familia donde nadie era músico. Y yo tengo seis títulos superiores y soy un referente de la música clásica. Nadie me dijo: tú no puedes hacer esto. Yo soy una hacedora de sueños. Pienso que si quiero puedo. Cuando estudiaba la mayor parte de alumnos eran hombres pero como yo era la número uno, así que nunca me sentí coartada. No es que no hubiera discriminación, es que no la vi. Es que me empecé a presentar a concursos y en tres años me llevé todos los de España y parte del extranjero. En los concursos de composición nadie sabe si quien se presenta es hombre o mujer. Como van con un lema me posicioné por derecho propio. En el canto es diferente porque hombres y mujeres son necesarios para sus respectivos roles.

Y, ¿en dirección de orquesta?

Es mucho más complicado. Cuando era joven sí que cuando iba a ciertas agrupaciones musicales escuchaba bromitas. Con los años se ha ido normalizando porque cada vez hay más mujeres con batuta. Pero donde la discriminación y el machismo se nota más es en los puestos de decisión. Cuando llegué a la presidencia de SGAE tuve que vivir muchas situaciones increíblemente machistas infringidas por gente que tiene menos preparación y capacidad que yo pero que sí se han sabido mover en centros de poder. Allí me volví más combativa.

Y sigue igual.

En estos últimos años he empezado a ver cosas y actitudes que echan atrás. Hay que reconquistar territorios que ya eran nuestros. Llevamos muchos años peleando, y muchas antes que nosotras, para vivir en un mundo más normal. Pero hay indicios de que hay una radicalización hacia el otro lado. La gente más joven es más machista que nuestra generación. Pensamos estamos en momento álgido del 'Women Power' pero no es cierto.