Leyenda del rock

Phil Manzanera: “Siempre quise que Roxy Music fuera como ‘Los tres mosqueteros’, pero las bandas se pelean”

El guitarrista británico de ascendiente hispano relata toda una era de la música pop en el libro de memorias ‘De la revolución a Roxy’, desde su infancia cosmopolita a su intermitente alianza con Bryan Ferry y sus labores como productor con artistas españoles como Héroes del Silencio

Phil Manzanera en una imagen de archivo.

Phil Manzanera en una imagen de archivo. / EPC

Jordi Bianciotto

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Roxy Music se reunió el año pasado para festejar su 50º aniversario con una gira (limitada a Norteamérica y el Reino Unido), efeméride a la que ahora sigue una obra que mira hacia atrás, el libro de memorias del guitarrista Phil Manzanera. ‘De la revolución a Roxy’ (Biblioteca Efeeme) ha visto la luz en castellano antes que en inglés, el idioma en que lo escribió, lo cual resulta menos raro de lo que parece dado el fuerte ascendiente hispano de su autor. “Después de todo, este libro es un tributo a la lengua española”, observa. “Y, de hecho, me gusta más esta versión que la inglesa. Me ha hecho reír, y la pueden leer mis primos colombianos, que son unos 60”.

Mérito, pues, del traductor y autor del prólogo, ese fan confeso llamado Ramón de España, de cuya mano nos introducimos en un relato que, para empezar, nos lleva hasta La Habana. Allí asistió un Manzanera de ocho años a los albores de la revolución castrista. Si muchas autobiografías nos hacen bostezar con esos primeros capítulos dedicados a la infancia del señor artista, este resulta trepidante nada más empezar, cuando nos topamos con el papá del músico, un alto asalariado de la aerolínea BOAC que llevó a su familia por sucesivas plazas exóticas: de Cuba a Hawái, vía Nueva York, y de ahí, a Caracas, hasta volver a su Londres originario.

Phil Manzanera en el estudio, con las memorias que acaba de escribir.

Phil Manzanera en el estudio, con las memorias que acaba de escribir. / EPC

Amigo de David Gilmour

Manzanera por parte de madre (colombiana), y Targett-Adams por el lado paterno (inglés), el guitarrista adoptó el primero como nombre artístico para sentirse cerca de los héroes ‘ácidos’ Santana y Jerry García. Con la distancia, estima ahora la importancia de los golpes de suerte, como, por ejemplo, que un amigo de su hermano mayor resultara ser un veinteañero David Gilmour, recién ingresado en Pink Floyd. “Muchas cosas en mi vida han salido sin planificarlas”, medita Phil Manzanera, risueño y acogedor, en conversación por Zoom. “Yo nunca me planteé desarrollar una carrera. Lo que quería era tener una vida en la música, entendiéndola como una forma de libertad”.

La adolescencia la vivió en Londres y pudo acceder a los clubs donde se fogueaban Pink Floyd y Soft Machine, y donde se presentó Jimi Hendrix. “Con los Beatles en el público. Era para volverse loco”. Y en 1972 se sumó a Roxy Music, un grupo que, contando con el ‘no músico’ Brian Eno, y “desarrollando texturas y ambientes”, se dedicó a “crear un mundo para la voz de Bryan Ferry”. La etapa clásica de Roxy, 1972-75, en torno a un imprevisible art-rock, puntúa a su gusto por encima del ciclo 1979-82, que culminó con ‘Avalon’, el álbum más popular y también el más acomodado.

Como los mosqueteros

Roxy Music registró las proverbiales tensiones internas entre el liderazgo vocal y el resto del grupo. Sus disoluciones se debieron a las ansias de Ferry por reinar en solitario, y el regreso de 1979 vino a precipitarlo, al menos en parte, un abandono sentimental, desliza el libro: cuando Jerry Hall lo dejó para irse con Mick Jagger y precisó de cobijo emocional. “Yo siempre quise estar en un conjunto que fuera como ‘Los tres mosqueteros’: todos para uno y uno para todos”, explica Phil Manzanera. “Pero siempre llega un punto en que las bandas se pelean y se quieren matar. ¿Cuántas siguen juntas al cabo de los años?”. Respecto a sus ideas y venidas con Ferry, entiende que “él dispone de dos marcas, Roxy Music y Bryan Ferry, y hace bien apreciándolas a las dos”.

Cuenta que quiere escribir un nuevo capítulo, para una futura reedición, dedicada a su conexión con artistas españoles, pero el libro las menciona, sobre todo en relación a Héroes del Silencio. Conserva el contacto cordial con Enrique Bunbury, que grabó una maqueta de ‘Oh, yeah’, de Roxy Music, para un álbum de ‘remakes’ que el guitarrista planeaba y que se quedó en la nevera. Y trata de “gran amigo” a Quimi Portet. “Mi héroe”.

Hará un par de años, Bryan Ferry lo llamó. “¿Por qué no hacemos algo para el 50º aniversario?”. Pero la gira de 2022 sabe a punto final. “No creo que volvamos a tocar juntos en directo”. Él acaba de publicar un disco con Andy Mackay, su colega saxofonista en Roxy Music, al que seguirá pronto otro con Tim Finn, de Crowded House. Anuncia un ‘boxset’ de su obra en solitario para el próximo verano. “¡Once compactos!”. Y sigue siendo Phil Targett-Adams, o Phil Manzanera, dependiendo de la situación. “En Londres, no saben ni pronunciar Manzanera, pero en Nueva York siempre lo uso: te tratan mejor”. 

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