Cada vez más laicos

¿Qué suena en los funerales? La tradición inventada de la música en las exequias avanza imparable

La interpretación o la reproducción de piezas musicales se ha convertido en la norma en solo tres décadas, a lomos del avance de las ceremonias laicas y de la personalización de las exequias

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Estas son las canciones más elegidas por los catalanes en los funerales

Un funeral en el tanatorio de la Ronda de Dalt.

Un funeral en el tanatorio de la Ronda de Dalt. / Áltima

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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Parece una tradición, pero en realidad es lo que se conoce como una tradición inventada. Josep Anton Díaz, miembro de los servicios de Protocolo de Mémora, explica que la empresa empezó a ofrecer acompañamiento musical en los funerales populares en la década de 1990. Solo un poco antes de que Halloween irrumpiera en Catalunya. Desde entonces, añade Díaz, la práctica ha crecido "exponencialmente", hasta convertirse en más o menos la norma en ceremonias tanto religiosas como laicas. Josep Ventura, consejero delegado de la funeraria Áltima, enmarca el crecimiento dentro de la tendencia a la "personalización" de las exequias. Más acentuada en las civiles, que se acercan al 40% del total y cuyos oficiantes proceden de la comunicación, la interpretación y la psicología o han sido formados por profesionales de estos ámbitos.

"La ceremonia es el ritual de transición más importante hacia el duelo y será más útil cuanto más emotiva sea -indica Ventura-. La música juega un papel destacado porque hace fluir las emociones". Marta Roca, proveedora de servicios musicales y de oradores de Áltima, añade: "La música ofrece un discurso más libre que la palabra y que cada uno puede llenar según sus sentimientos. Acompaña a un nivel íntimo".

Una ceremonia en el tanatorio de Les Corts.

Una ceremonia en el tanatorio de Les Corts. / David Zorrakino /Europa Press

Catálogo amplio

Las dos empresas de pompas fúnebres ofrecen un catálogo de piezas musicales para funerales, que pueden ser interpretadas en directo o reproducidas por megafonía. Muchas familias se ciñen a la oferta, no en balde tienen que "tomar muchas decisiones" y agradecen la lista. No obstante, también es posible hacer peticiones 'ad hoc' y muy malasombras tendrán que ser para que no sean atendidas.

"Es cierto que al principio nos sorprendían las solicitudes de canciones de heavy metal, por ejemplo, incluso en ceremonias religiosas -recuerda Díaz-. Pero ya estamos acostumbrados a peticiones de todo tipo y por nuestra parte no hay ningún problema. La verdad es que tampoco la gente es tan extravagante".

La filosofía, señala Roca, es "satisfacer a las familias, hacerles ver que su normalidad es la buena". Si eso implica que suene 'Paquito el Chocolatero', pasodoble compuesto por Gustavo Pascual Falcó y número festivo por excelencia, o una canción de Extremoduro, adelante. Ha sucedido.

Las más pedidas

Sin embargo, las piezas más solicitadas están muy definidas. El 'Ave María' (Franz Schubert), 'El cant dels ocells' (canción tradicional navideña sobre la que volveremos), 'Concierto de Aranjuez' (Joaquín Rodrigo), 'Paraules d'amor' (Joan Manuel Serrat) y 'Entre dos aguas' (Paco de Lucía) fueron el 'top 5' en los tanatorios de Áltima el pasado septiembre. En agosto, el 'top 5' fue casi idéntico: la 'Salve rociera' (Manuel Pareja Obregón, con letra de Rafael de León y Manuel Clavero) sustituyó a 'Paraules d'amor', que solo cayó hasta la sexta posición. Las cosas son muy parecidas en Mémora.

'Mediterráneo' (Serrat), el 'Virolai' (Josep Rodoreda i Santigós sobre letra de Jacint Verdaguer), 'Un beso y una flor' (Nino Bravo), el 'Adagio de Albinoni' (de hecho, de Remo Giazotto) y 'El emigrante' (Juanito Valderrama) siempre están ahí. Canciones popularizadas en España por Antonio Machín como 'Dos gardenias', 'Toda una vida' y 'Angelitos negros' son habituales en los funerales de personas de edad muy avanzada.

Músicos de nivel

Cuando se escogen interpretaciones en vivo, que también pueden ser con voz, corren a cargo de músicos de nivel "muy alto" que a menudo forman parte de orquestas importantes. Tienen que dominar un repertorio amplio y ser capaces de satisfacer encargos inesperados de un día para otro. O más repentinos. Roca cuenta que en una ocasión una familia pidió horas antes del funeral que se interpretara una canción tradicional de la región del difunto. Una familiar que aún vivía en el pueblo de origen y la conocía la cantó por teléfono y el músico encargado de las partituras la anotó. Se interpretó. Roca remarca que se trata de profesionales que vuelcan "todo su amor por la música y todo su conocimiento musical" en una causa noble como pocas: "Ser útiles".

Comunicadores, actores, psicólogos

Ya el 39% de los funerales que realiza Áltima son civiles. Los oficiantes de estas ceremonias con los que trabaja Roca suelen proceder del campo de la comunicación, la interpretación o la psicología. En Mémora optaron por formar a personal interno con cursos impartidos por profesionales de dichos ámbitos. En ambos casos, los oradores mantienen entrevistas con los familiares para perfilar al fallecido y ofrecer unas exequias personalizadas.

Sea religiosa o laica la ceremonia, sea catalanoparlante o castellanoparlante la familia, el poeta más leído es de largo Miquel Martí i Pol. Por algo escribió 'Llibre d'absències'.

Un problema con los rituales

Réquiems al margen, Jaume Ayats, profesor de Etnomusicología en la UAB, informa de que la entrada de la música en los funerales populares en la Catalunya contemporánea se produjo en la segunda mitad del siglo XIX de la mano del poderoso movimiento coral fundado por Josep Anselm Clavé. Los sectores más conservadores de la Iglesia católica fruncieron el ceño ante la amenaza que suponía para su monopolio del ritual funerario. Esa "liberalización", en buena medida de naturaleza izquierdista y republicana para más inri, fue cortada de cuajo tras la victoria franquista en la Guerra Civil. El control absoluto de las exequias volvió a la Iglesia y el Ejército.

A finales de la década de 1970 empezó a ponerse de manifiesto que "la sociedad actual tiene un problema con los rituales", en palabras de Ayats. Tan necesarios en el caso que nos ocupa, en su opinión. "No vamos a un funeral por el muerto, vamos por los vivos -amplía-. Es un ritual de paso para los que seguimos vivos, que necesitamos resituarnos ante una pérdida que puede obligarnos a reformular nuestra identidad e incluso nuestro mundo". Es un error, pues, tomarse a la ligera las ceremonias funerarias, puesto que nos ayudan a no quedarnos "atrapados en el duelo".

La música, por su fuerza emotiva, "construye el ritual". En este sentido, Ayats muestra "cierta perplejidad" por que 'El cant dels ocells', una celebración popular de la Navidad antes de que Pau Casals y su violonchelo la convirtieran en otra cosa, sea el gran estandar de los funerales catalanes. Tampoco está muy seguro de que en los funerales de la órbita anglosajona cumpla una función ritual 'Always look at the bright side of life', la canción de la escena final de 'La vida de Brian', de Monty Python. "Pero, claro, son posibilidades sociales -dice-. Sigo estudiándolas".