Crítica de 'Saben aquell': Eugenio, el narrador de chistes

Aunque con cierta suavidad, sin entrar a fondo en el lado más oscuro del personaje, David Trueba traza en ‘Saben aquell’ un buen y ecuánime retrato del humorista barcelonés Eugeni Jofra Bafalluy, Eugenio en los escenarios, vestido siempre de negro, gafas de sol, cubata en la mano, solo ante la audiencia, miedo escénico y éxito demoledor en los años 80 y 90 del pasado siglo como humorista, o peculiar narrador de chistes. Pero siendo un ‘biopic’ en el sentido ortodoxo de la palabra, el filme es también, o ante todo, una historia de amor con todos sus momentos efusivos y sus aristas dramáticas. 

Trueba reproduce con fidelidad las actuaciones de Eugenio, bordadas por David Verdaguer, que se acerca al personaje con respeto y sentido del humor. Y explica bien el camino desde la nada hasta el éxito y después, como casi siempre en las estrellas biografiadas por el cine, la caída más o menos estrepitosa, pero evitando visualmente el descenso a los infiernos. Pero donde se hace más fuerte la película es en la forma de contar como se conocieron Eugenio y su primera esposa, Conchita Alcaide (excelente trabajo de Carolina Yuste), sus actuaciones iniciales como dúo musical sin éxito, la creación de una familia, los apuros, el triunfo de él como humorista y todo aquello que Conchita aportó de equilibrio cuando la existencia de ambos dio un vuelco hacia la fama siempre efímera, siempre despiadada.