Fenómeno pop en Montjuïc

Harry Styles, buenas vibraciones y canciones con ‘sex appeal’ en el Estadi Olímpic

El cantante británico, excomponente de la ‘boy band’ One Direction, causó furor con un concierto arrollador y divertido, apuntalado en su álbum de consagración personal, ‘Harry’s house’

Harry Styles en su concierto de Frankfurt el pasado 6 de julio - 1

Harry Styles en su concierto de Frankfurt el pasado 6 de julio - 1 / EPC

Jordi Bianciotto

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Una de las gracias del actual orden pop es que no hay un carril único a través del cual ascender a la cima, o fijémonos en Harry Styles, el ‘millennial’ que sobrevivió a la ‘boy band’: atuendos glam con lentejuelas, pop ‘funky’ clásico con arrebatos rockeros y una banda de músicos (bien visibles, no como otros) dispuestos en podios dignos de un plató televisivo de los años 70. Al frente, el cantante y ‘entertainer’ de sonrisa franca, romántico y un poco sátiro, llevándose por delante el Estadi Olímpic (56.500 asistentes, según Live Nation) con un cancionero que sobrevuela el nicho generacional.

Pese a su década larga en el ‘show business’, Styles luce la frescura del recién llegado, y en ese ‘Daydreaming’ con el que abrió la noche, de liviano “papapa” coral, parecía decirnos que se siente soñando despierto ante tanta expectación. Buenas vibraciones en Montjuïc (hasta sonó ‘All you need is love’ en el menú ambiental pre-‘show’, ¡y ‘Saoko’!). Arranque lleno de empuje, “un, dos, tres, cuatro…”, y un arrollador ‘Golden’. “¡Buenas noches, Catalunya!”.

Amor postomántico

En materia de cómo gestionar un corazón roto, el ‘consultorio Styles’ ofrece un amplio repertorio de respuestas, y los sociólogos hurgan ahí en busca del nuevo canon posromántico. Ahí estuvo ese número resolutivo, ‘Adore you’, donde la frase “caminaría sobre el fuego por ti” resulta ser compatible con “no tienes que decir que me quieres”. ¿Relación descompensada? Libre, nos viene a decir. Y sin dejar de bailar. “Aquí estoy para daros ‘entertainment’, os lo prometo”.

La tabla rasa con el pasado de One Direction es una cuestión filosófica, pero no hay necesidad de ser radicales: aullidos en las gradas ante el rescate de ‘Stockholm syndrome’. Hechuras rock de superproducción para el ‘crescendo’ de la sentida ‘She’ y secuencias trémulas como ‘Matilda’, transmisora de ese calor de hogar que envuelve el álbum ‘Harry’s house’

La fan Paula

Manejando con ingenio fuentes que van de la balada soft-rock al tacto del pop con sintetizadores, el eco del soul y el rock más aparatoso, Harry Styles ha dado a luz tonadas recordables y climas con poso, esbozando un modo de hacer propio. Más allá de la simpatía, el ‘sex appeal’ y el fogoso diálogo con el ‘fandom’ (como la bilbaína Paula, a quien leyó públicamente su nota de la selectividad, un 6,3), aquí hay material con sustancia: las invasivas ‘Cinema’ y ‘Music for a sushi restaurant’, y el estribillo a mayor gloria de la genitalidad femenina de ‘Watermelon sugar’

Harry Styles lució así como cancionista de amplias miras y perfecto galán, defendiendo los buenos modales en ‘Treat people with kindness’. Sin demasiado azúcar, ni postureo, completando un ‘show’ dinámico y divertido que en el bis nos soltó ese ya global ‘As it was’, invitándonos a pensar que lo suyo tiene cuerda para rato.

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