Indios de Barcelona

Sideral: fracaso escolar y carisma

La editorial Contra reeedita 'Sideral. Estrella fugada', biografía de la vedete de la cultura de club barcelonesa de la segunda mitad de los años 90. Biografía singular: Héctor Castells se jugó el pellejo para ser fiel a su amigo

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Ramón Vendrell

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El último de los 3.000 ejemplares de la primera edición de 'Sideral. Estrella fugada' (Contra) se vendió hace poco tiempo, este 2023. La coincidencia de la extinción de la tirada inicial con el décimo aniversario de la publicación del libro animó a la editorial a lanzar una segunda edición. Sin olvidar que 3.000 ejemplares vendidos de una biografía novelesca sobre un pequeño héroe del 'underground' barcelonés de la segunda mitad de los 90 son 3.000 ejemplares vendidos, por mucho que quizá la editorial y el autor fantasearan en su momento con números más abultados.

Aleix Vergés Tramullas, hijo de los médicos Alfonso Vergés y Chisca Tramullas, nació en Barcelona en 1973 y falleció en la misma ciudad en 2006. Héctor Castells fue muy amigo suyo desde la preadolescencia y ejerció puntualmente de mánager o al menos buscabolos para Vergés, Sideral por su alias en la cabinas. No es que se distanciaran a partir de cierto momento, sino que sus vidas se separaron. Cuando murió su amigo, en la cabeza de Castells "nació un personaje literario", dice el autor de 'Sideral. Estrella fugada'. No obstante, necesitó siete años de duelo y la invitación de Contra antes de poner manos a la obra. El resultado fue y sigue siendo especial. Bajo la premisa de reflejar la "personalidad" de Sideral, cuya existencia fue "un caos absoluto a mucha velocidad en el que realidad y ficción se confundían continuamente", Castells optó por escribir un texto "visceral" en el que combinó "literatura y vida". A veces esto sale bien, y es el caso.

Desastre académico

Vergés fue un desastre académico en escuelas reputadas de la zona alta de Barcelona. Sus padres intentaron dar con el centro adecuado para el chico, sin que nada mejorara con los cambios. Imaginen lo que pasa en la educación pública con cualquier alumno que se sale de la franja estándar que el sistema educativo es capaz de manejar.

Castells da bastante por hecho que Vergés sufría un trastorno límite de la personalidad, si bien admite que se dio de bruces contra "un muro" una y otra vez al intentar descifrar si Vergés nació o se hizo conflictivo. De lo que no tiene duda es de que una familia en la que existía una exigencia por destacar, aunque se mostrara esta con modos progresistas, no le hizo bien. Fue, además, una familia que "adoptó un poco" a Castells en un momento complicado de su vida. No se dedica Castells a morder una mano que le dio de comer pero tampoco cierra filas con ella. "Creo que Aleix descubrió el placer de negar absolutamente lo que se esperaba de él y a la vez demostrar que podía ser un número uno por otra vía", evalúa el autor.

Vedete

No tanto con el grupo Peanut Pie como con su alias de 'dj', Sideral, Vergés fue la vedete de la Barcelona posolímpica, facción pop. Explosionaban las revistas gratuitas de tendencias, explosionaba la cultura de club, y Sideral magnetizaba a ambas. Era alto, huesudo y atractivo, y lo que le faltaba de técnica con los platos lo suplía con gusto y arrojo. Por una vez podemos hablar de carisma. "Podía hacerte sentir en la cumbre y al momento siguiente destrozarte", señala Castells. Y agrega: "Nunca he conocido a nadie con tantos miedos y violencia interior y a la vez ganas y capacidad de ser encantador". Que se le acercara gente mientras pinchaba le ponía enfermo, pero la gente no paraba de acercársele.

'Sideral. Estrella fugada' describe un momento de Barcelona en el que todo es puro y entusiasta y al tiempo se está gestando el embrión de la superpotencia musical actual. "Gabi Ruiz sería Darth Vader -compara Castells-. Y el Sónar sería Luke Skywalker". El Sónar apostaría por el factor creativo, mientras que el Primavera Sound, codirigido por Gabi Ruiz, apostaría por el factor económico, piensa Castells. De todas maneras, Sideral se entendía muy bien con Ruiz, remarca el escritor.

Joven y basta

Castells no habla metafóricamente cuando dice que Aleix "nunca tuvo una proyección de sí mismo más allá de la juventud". Eran recurrentes en él las frases tipo "moriré jove", "no arribaré als 40 anys ni de conya". La muerte de su amigo, sin embargo, pilló por sorpresa a Castells: "Pensaba que el momento más peligroso ya había pasado". Los ataques de pánico y la "relación tóxica con todo el universo". Pero no habían pasado, no.

'Sideral. Estrella fugada' brinda una mirada compleja sobre "la última superestrella de las cabinas de Barcelona", en palabras de Castells. Y la primera que dio aura pop a la figura del pinchadiscos. Ningún problema tiene su biógrafo en reconocer que seguramente fue un juguete roto de una época muy concreta. Aunque igual venía roto de fábrica, añade.

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