Banda mítica

The Who impone su leyenda y salda su deuda con Barcelona

El grupo británico, encabezado por Roger Daltrey y Pete Townshend, ofreció un concierto apabullante en el Palau Sant Jordi, recreando sus óperas rock ‘Tommy’ y ‘Quadrophenia’ con la Orquestra Simfònica del Vallès y recuperando clásicos como ‘Won’t get fooled again’, ‘Baba O’Riley’ y ‘Substitute’

Jordi Bianciotto

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Antes destrozaban guitarras y ahora pasean acompañados por una señorial orquesta sinfónica, pero no nos pongamos demagógicos: The Who siempre supo conjugar la ira y la elegancia, aventurándose incluso en un género ambicioso y discutido, la ópera rock, que resulta ser el material troncal de la gira que trajo a la banda este miércoles al Palau Sant Jordi. The Who en Barcelona, sí, liquidando por fin una de las anomalías más estridentes del currículo escénico de la ciudad. 

Un debut con varias décadas de retraso en el que esta banda creada en 1964, con Roger Daltrey y Pete Townshend al frente (los supervivientes del cuarteto original, que incluía a los caídos Keith Moon y John Entwistle), se mostró en su versión más corpulenta, bastante setentera y con el grosor añadido por esa Orquestra Simfònica del Vallès, dirigida por Xavier Puig, que envolvió las secciones más ‘operísticas’. Arranque arrollador con la secuencia destinada a ‘Tommy’ (1969), el doble álbum que contaba la historia del chico al que un trauma dejó sordo, ciego y mudo (con el trasfondo generacional de la Segunda Guerra Mundial), culminado con fibrosos asaltos a ‘Pinball wizard’ y ‘We’re not gonna take it’ (y su ‘crescendo’ conocido como ‘See me, feel me’). Un Sant Jordi, primera plaza de la gira europea, con algunos vacíos en la grada, hay que decir: 8.500 asistentes, según la promotora Live Nation. 

Un par de sorpresas

El anuncio de la orquesta había hecho fruncir el ceño a una parte de la afición, pero el bloque central la recompensó. El grupo, a palo seco (Zak Starkey, el Ringo ‘jr’, a la batería), retrocediendo hasta ‘The seeker’ y recuperando, albricias, un par hitos de los 60 excluidos en su última gira americana, ‘I can see for miles’ y ‘Substitute’, que sonaron a gloria. No hubo lugar para otros números de su primera era, como la tan simbólica ‘My generation’. Pero sí para sendos trofeos del indispensable álbum ‘Who’s next’ (1971): un rugiente ‘Won’t get fooled again’, con las notas introductorias de sintetizador poniendo visiblemente al público en trance, y un ‘Behind blue eyes’ en alianza con dos violinistas

Fue grato comprobar como conserva Daltrey el poderío vocal a los 79, aguantando las exigencias de un cancionero que trepó hasta más allá de las dos horas y que en el tercer y último bloque apuntó hacia la otra ópera rock, ‘Quadrophenia’ (1973), obra magna de la cultura mod con vistas a Brighton. Y de ahí, al clímax con ese inquietante ‘Baba O’Riley’, reflejo del lado oscuro de la adolescencia en la era de Woodstock, último Everest de una noche en la que The Who, aunque fuera de plazo, lució poderes de aspecto indestructible.

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