Estrena 'El cazador de recompensas’

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El director de cine Walter Hill.

El director de cine Walter Hill. / François Bouchon.

Nando Salvà

Nando Salvà

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Es, definitivamente, historia viva de Hollywood. A lo largo de cinco décadas de carrera trabajó al lado de gigantes como John Huston y Sam Peckinpah, fue uno de los ideólogos de la saga ‘Alien’ y se especializó en dirigir películas destinadas a convertirse en obras de culto, como ‘Driver’ (1978), ‘The Warriors’ (1979), ‘La presa’ (1981), Límite: 48 horas’ (1982) y ‘Calles de fuego’ (1984). Su nuevo largometraje, ‘El cazador de recompensas’, supone su regreso al que sin duda es uno de sus géneros predilectos, el ‘western’.

Este es el cuarto ‘western’ que usted dirige para la pantalla grande, pero casi todas sus películas conectan de algún modo con ese género. ¿Qué le atrae tanto de él?

Que, a pesar de su aparente simplicidad, esas películas permiten plantear cuestiones éticas y morales profundas relacionadas con la justicia, la integridad, la lealtad y el honor. Y son historias que transcurren en universos donde las instituciones no existen y el poder de la ley es escaso, y eso les permite funcionar a un nivel muy primario. Con ‘El cazador de recompensas’ yo he querido homenajear las convenciones y tradiciones del género, pero también usarlas para reflexionar sobre asuntos candentes en la actualidad como el feminismo y la raza. 

Su película es una rareza porque, desdee hace décadas, el ‘western’ es un género en desuso. ¿Cuál cree que es el motivo de ese declive?

Durante muchos años se abusó del género y, especialmente en televisión, eso se tradujo en u exceso de ficciones de mala calidad. Es normal que se extendiera cierta sensación de hartazgo. Además, entre todos los géneros clásicos de Hollywood, el ‘western’ es a la vez el más fácilmente parodiable y el más difícilmente adaptable al signo de los tiempos.

'El cazador de recompensas’ se estrena este viernes.

'El cazador de recompensas’ se estrena este viernes. / EPC

¿Qué opina del cambio de gustos e intereses evidenciado por los estudios de Hollywood?

Lo que solíamos llamar Hollywood ya no existe. Actualmente, ese término es sinónimo de películas de superhéroes y otro tipo de ‘blockbusters’ en los que, francamente, no estoy interesado en absoluto. 

¿Siente nostalgia por los viejos tiempos?

Es innegable que, en el pasado, la industria cinematográfica era profundamente injusta. Existía una terrible discriminación de las mujeres y las minorías, y toda la producción estaba monopolizada por los grandes estudios. Pero, cuando yo empecé, el negocio estaba en manos de personas que sentían una verdadera conexión con las películas y el mundo del entretenimiento, que sabían de cine. Ahora, al frente de Hollywood hay empresarios y expertos en marketing. Y, a causa de ese cambio de modelo, hoy las películas son tratadas como productos, y las decisiones creativas están orientadas a homogenizar esos productos para que lleguen al mayor número posible de consumidores. Las producciones de Marvel son películas de acción totalmente esterilizadas, en las que la violencia no tiene consecuencias reales. No voy a decir que ese enfoque me parezca irresponsable, pero no es mi estilo. En mis películas, si alguien dispara un arma, corre la sangre.  

Hay quien dice, en cambio, que la representación explícita de violencia en la ficción puede generar violencia en el mundo real... 

Estoy totalmente en desacuerdo con esa afirmación. La violencia es un elemento esencial en la mayoría de mis películas, pero ninguna de ellas hace apología de ella. Yo condeno la violencia arbitraria, y me horrorizan todos esos tiroteos que tienen lugar en escuelas y supermercados. Pero hay ocasiones en las que las armas resultan necesarias; su uso fue esencial para acabar con el nazismo, por ejemplo. Por supuesto, actualmente decir una cosa así está casi prohibido. 

¿A qué se refiere?

Hoy el mundo del arte está sufriendo una caza de brujas, a causa de la corrección política y lo que se conoce como cultura ‘woke’. Vivimos un nuevo McCarthismo. Los creadores estamos viendo cómo se nos trata de dictar qué podemos decir y qué no, y eso es terrible. Es incuestionable que se han cometido muchas injusticias en el pasado, pero nuestro futuro depende del modo que escojamos para corregirlas.

¿Y qué le parece el auge del ‘streaming’?

Como digo, el negocio al que yo he dedicado toda mi carrera ha muerto, y creo que hay motivos para estar de luto. Porque ya nadie va al cine excepto para ver ‘Vengadores’ y ‘Avatar’, y el modelo encarnado por las plataformas de ‘streaming’ no es un reemplazo válido para esa pérdida. ¿Alguien cree que Netflix producirá jamás una película como ‘Ciudadano Kane’ o ‘Los siete samuráis’? Yo no.

¿Ha pensado en retirarse?

Entiendo la pregunta, soy un hombre muy mayor y empecé en este mundillo cuando aún era muy joven; llevo más tiempo dirigiendo del que la mayoría de los actores con los que trabajo llevan vivos. Y soy muy consciente de que mi futuro es mucho más escueto que mi pasado. Pero no me veo capaz de quedarme en casa haciendo crucigramas. De hecho, los cineastas nunca nos jubilamos; no conozco a ninguno que lo haya hecho. Siempre tenemos una próxima película en la cabeza. Si dejamos de dirigir no suele ser por decisión propia, sino porque dejan de darnos dinero para trabajar. Y es comprensible que lo hagan. Hacer películas requier mucha energía y concentración y, con la edad, esas cualidades son cada vez más escasas.  

¿Ha pensado en el legado que quiere dejar?

No mucho, la verdad. Supongo que me haría feliz saber que mis películas seguirán interesando y entreteniendo a un número razonable de personas durante mucho tiempo. Sin embargo, cuando esté en el otro barrio, supongo que esas cosas no me quitarán el sueño.