Discos de la semana

Ed Sheeran es un cantautor torturado en su nuevo álbum

Los nuevos elepés de The Lemon Twigs, Fred Again.. y Brian Eno, Renaldo & Clara y Rickie Lee Jones, también reseñados

Un jurado sentencia que 'Thinking Out Loud' de Ed Sheeran no es un plagio

El cantante británico apuesta por el intimismo en su nuevo trabajo, titulado con el signo ‘-’ y marcado por episodios dolorosos recientes

Ed Sheeran

Ed Sheeran / Warner Music / Annie Leibovitz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La estela de ‘Shape of you’, tema que en 2017 sacó la guitarra acústica del museo y la reivindicó como instrumento ‘sexy’, ha ido perdiendo algo de ímpetu, y el punto más crítico lo supuso el álbum titulado con el símbolo ‘=’ (conocido en inglés como ‘equels’), lanzado hace año y medio. Obra endeble a la que ahora Ed Sheeran responde atacando por otro flanco: su nueva obra, ‘-’ (signo de resta: ‘subtract’), reposa en canciones más recogidas, tonadas sentidas y atmósferas graves, ya sea por la vía electrónica o del arreglo de cuerda.

Es un álbum que propone un giro operativo, porque Sheeran ha sometido a su equipo de trabajo a una notable purga. Se han esfumado cómplices habituales como Johnny McDaid y entran en escena cuatro altos operarios: tres avezados ‘hit makers’ como son Shellback, Max Martin y Fred Again.. (que ya habían colaborado ocasionalmente con el pelirrojo de West Yorkshire) y, más determinante todavía, Aaron Dessner, miembro de The National, además de productor de los discos intimistas de Taylor Swift, ‘Folclore’ y ‘Evermore’ (ambos de 2020).

Cicatrices que sanan

Dessner no solo cuela su nombre como coproductor, sino también como coautor de la mayoría de las canciones, y es fácil establecer comparaciones con el clima dominante en aquellos álbumes de Swift. Un pulso introspectivo, confesional, que Sheeran practica desde el primer tema, ‘Boat’, basado en la voz y el rasgueo de la guitarra, donde habla de oleajes amenazantes (“no romperán mi bote”, hace saber) y de “cicatrices” que “sanarán”. Momento para recordar que este álbum es su correctivo anímico tras algunos episodios ingratos: la muerte de su amigo Jamal Edwards (emprendedor del entorno musical) y el cáncer de su esposa, Cherry Seaborn, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, así como, en otro orden, la angustia derivada del juicio por plagio de ‘Shape of you’, que se resolvió a su favor.

De todo ello emerge un Sheeran más dado al monólogo sensible que al coqueteo sensual, y ahí el peligro es la canción-tostón, en la que el cantautor se escucha a sí mismo sobre graves mantos de microcirugía electrónica. Hay que aguardar hasta bien empezado el álbum para topar con las piezas más sustanciosas, caso de ese cántico en torno al tiempo perdido llamado ‘End of youth’, la acogedora ‘Colourblind’ o el aullido del alma en pena de ‘Borderline’, sobre un piano minimalista.

La intimidad deriva en un exceso de peso litúrgico en los temas que aluden al episodio hospitalario de su esposa (‘Sycamore’, ‘No strings’), y en dirección contraria, despunta la fibrosa ‘Curtains’. Con todo ello, esta versión de Ed Sheeran como cancionista torturado sale a flote, haciendo equilibrios entre la filigrana emotiva y la pretenciosidad. Habrá que ver si aquel público que le aupó con ‘Shape of you’ le sigue. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

El disco más triste de los hermanos D’Addario es también el más hermoso: una colección de baladas acústicas de acentos folk y píldoras de power pop que, frente a los reveses de la vida, buscan refugio en la gloria de un pasado musical que se extinguió mucho antes de que ellos nacieran. Aquí hay ecos de Simon & Garfunkel, Brian Wilson, Big Star y los Carpenters, sí, pero también, y sobre todo, un raro talento para componer e interpretar canciones de belleza atemporal. Rafael Tapounet

‘Secret Life’ es un disco precioso. Cómo no va a serlo. Delicado pero absorbente. Producido con maestría ente lo etéreo y lo íntimo. Pero sobrevuela la sensación de una oportunidad no del todo aprovechada. Fred Again.. es uno de los productores más interesantes del momento. Brian Eno, una leyenda. Y, sin embargo, nos encontramos con un disco mucho menos imaginativo de lo prometía. La versión de tres horas, en el canal de Youtube de Brian Eno, quizá pueda parecer mucho menos digerible, pero esa es la realmente brillante. Patri Di Filippo

Si en el admirable ‘L’amor fa calor’ (2020), Clara Viñals esbozaba un estilo más desenvuelto y menos melancólico, en su relevo acentúa el giro con tonadas juguetonas, amagos de graciosa chulería y arreglos audaces. Golosa repostería melódica, con esbeltas siluetas en ‘Globus’ o ‘El riu’, sensuales invectivas en la urbana ‘S’està millor al carrer’ y diabluras compartidas con Hidrogenesse en ‘Encaix’. Probablemente, uno de nuestros discos pop del año. J. B.

Nunca antes la duquesa del 'cool' había grabado un disco entero de estándares. Ni tuvo -ni tiene- la voz o los recursos para competir con las grandes divas del jazz. Pero a la Rickie Lee Jones de 'Pieces of Treasure', casi 70 años y mucha carretera a sus espaldas, no le hace falta. Vulnerable y dolida, pero también un punto pícara, Jones arrastra su voz indolente por versos dichos con una tristeza que estremece. Al final del disco, 'It’s all in the game', se oye un sollozo contenido. Si es teatro, es teatro del mejor. Roger Roca

Suscríbete para seguir leyendo