Estreno de cine

'20.000 especies de abejas': una historia cálida y luminosa sobre la infancia trans

El primer largometraje de Estibaliz Urresola destaca por la atención a los personajes

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Desirée de Fez

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El primer largo de ficción de Estibaliz Urresola tiene una naturalidad y una luz extraordinarias. Su fortaleza está ahí, en la calidez y el afecto con los que la guionista y directora abraza a los personajes, les pregunta qué sienten y les deja explicarse. Para eso, lo primero que hace es proponer personajes sólidos: aunque el corazón de '20.000 especies de abejas' es Lucía (Sofía Otero), una niña trans de 8 años, todas las personas que componen su mundo tienen una razón de ser en esta historia. No hay un solo personaje anecdótico en este mapa de afectos con la identidad y los lazos familiares como base. Lo segundo, explicarlos tanto con el texto como a través del lenguaje corporal.

Pocas películas recientes están tan atentas a cómo se sienten los personajes en su propia piel, a sus movimientos, a cómo interactúan con los espacios (la relación de Lucía con el mundo rural que la acoge durante esas vacaciones es bellísima) y a cómo tocan, rechazan y miran. La dirección, la fotografía de Gina Ferrer y la interpretación de las actrices, con una inmensa Sofía Otero en el centro, se mueven en esa dirección. Hay algo, sin embargo, que se gira un poco en contra de la propuesta: un exceso de temas, de asuntos importantes expuestos como tales, que hacen que la película se desenfoque en más de una ocasión. Aun así eso no impide que la historia de Lucía, magníficamente contada, se imponga al resto y deje huella.