Ia Genberg, la novelista sueca que triunfa con una historia de memoria y detalles

En la primera oleada de la pandemia de coronavirus, la periodista y escritora sueca Ia Genberg enfermó de coronavirus y estuvo unos días con fiebre, enturbiada, viendo películas de acción para no pensar. También encontró un libro en su biblioteca con una dedicatoria. En ese momento, empezó a tomar forma 'Los detalles'.

Novela que ahora se publica en castellano y catalán (Gatopardo/Empúries) y que se traduce a una veintena de idiomas, ha sido reconocida con el Premio August a obras publicadas en Suecia y se convirtió en el libro del año 2022 en ese país.

En una entrevista con Efe, Genberg ha rememorado esos días de hace tres años y la casualidad de coger el libro con una dedicatoria de una mujer muy importante en su vida hace 25 años, así como las ganas que tuvo de ponerse a escribir una historia en la que los detalles le dieran todo su sentido, creyendo como cree que estos hechos nimios "dan pistas, son la clave, son lo que recuerdas".

En su relato, de apenas 154 páginas, una mujer con fiebre, desde su cama, evoca a cuatro personas de su pasado, especialmente de los años noventa, una expareja, actualmente famosa; una peculiar compañera de piso; un amor pasional y sin futuro; y una mujer que arrastra traumas desde su adolescencia.

Nacida en 1967 y residente en Estocolmo, Genberg, que había viajado a España en otras ocasiones en periodos de vacaciones, aborda en el libro desde las relaciones amorosas, a las puramente sexuales, la importancia de la amistad, o las relaciones materno-filiales, en un mundo y un momento sin internet ni prácticamente teléfonos móviles.

"Así que me fui metiendo en el libro -ha comentado- tenía la sensación de que llevaba mucho tiempo queriéndolo escribir, como si tuviera la idea dentro y hubiera llegado el momento de sacarla, después de encontrarme con la dedicatoria en mi biblioteca, aflorando muchos recuerdos de mi subconsciente".

La memoria construye vidas

Sabiendo que la memoria suele ser tramposa, que sirve "para construir vidas, comprimirlas, compactarlas y sacarles todo el sentido", argumenta que también se caracteriza por centrarse "en los pequeños detalles, nunca te queda el recuerdo completo de algo que has vivido, eso es muy importante para mi, no interesándome la panorámica general".

Tampoco rehúye que es en su vertiente de autora que le interesa la memoria, porque "como persona no me arrastro dándole vueltas a un recuerdo, a un detalle, estoy en el aquí y en el ahora", pero, insiste, "como autora la memoria es muy valiosa porque puedes jugar con ella, hacer lo que te plazca, sea cierto o no, pero cuenta algo, una sensación de lo que has vivido, de que tuviste esa vida".

Sin esconder que hay algunos hechos y personajes que tienen que ver con su propia biografía, tampoco deja pasar que hay uno que es un nexo de unión entre todos ellos, una mujer llamada Sally, que, sin tener ningún capítulo dedicado, "contribuye a compactar la novela, a que todo tenga más sentido".

En cuanto al último personaje protagonista, Briggitte, sostiene que ayuda a "arrojar luz sobre los otros tres retratados", además de que llega a emocionar al lector.

En cuanto a cómo vive el éxito por la novela, después de más de diez años de trayectoria literaria, no esconde que está "alucinada, pero sigo con los pies en el suelo, pienso que no se me ha ido la cabeza. Tengo tres hijos y quieren desayunar todos los días, o sea, como antes de todo esto".

Buscando un despacho en su ciudad, "así que lo encuentre volveré a escribir, tengo cola de ideas", aunque "no planifico mucho las cosas".