Estrenos de cine

Crítica de '¡Shazam! La furia de los dioses': mejores villanas que superhéroes de risa, por Quim Casas

'¡Shazam! La furia de los dioses'

'¡Shazam! La furia de los dioses'

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una cosa son los elementos de comedia y un punto malévolo de ironía y parodia, y otra muy distinta resulta ser la infantilización. Cuando Marvel ha intentado hacer lo primero, sobre todo con el personaje de Thor y en la saga de ‘Guardianes de la galaxia’, los resultados han sido generalmente discretos. Cuando la compañía rival, DC, pone en pantalla a Shazam, el adolescente ungido de poderes dignos de un Dios, se decanta abiertamente por el tono cómico sin demasiada gracia.

Viendo la segunda entrega de las correrías de Shazam y sus compañeros de andanzas en casas de adopción que también han adquirido similares poderes, uno acaba poniéndose del lado de los villanos y deseando que el protagonista deje de decir tantas tonterías. Cuando el héroe es tan endeble, a nivel dramático, y risible, a nivel paródico, cualquier némesis con cara y ojos le ganará la partida. Y como aquí se trata de las hijas del mitológico Atlas, y además dos de ellas están interpretadas por Helen Mirren y Lucy Liu, no hay color.

 Como en cualquier película de superhéroes, mala, discreta, entretenida, correcta, buena o muy buena, ‘¡Shazam! La furia de los dioses’ tiene algunas escenas de puro musculo visual y digital resueltas con cierta elegancia, caso de la conversión de la ciudad de Filadelfia en un jardín siniestro lleno de tuberculosas enredaderas y árboles gigantescos y putrefactos. Pero en general se hace muy cansina y repetitiva y, sobre todo, no acaba nunca de armonizar el super-espectáculo con la comedia. Sin Batman y Superman, el universo extendido de DC sigue dando palos de ciego en las pantallas.